Los afectados denunciaron que los rituales son realizados a plena luz del día y que tienen que oír los chillidos y gritos de dolor de animales que son desangrados en medio del culto
Si bien es cierto que se respeta la decisión de cada individuo a la hora de elegir cómo se relaciona con Dios, y que tal libertad está consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela bajo el artículo 59, no lo es menos el hecho de que cada forma de adoración debe ejecutarse o realizarse sin perturbar la consciencia y los derechos que tienen los demás ciudadanos que no necesariamente comulgan con la forma de pensar del otro.
Es bajo esta premisa que los vecinos de la urbanización La Rosa de Guatire, específicamente del Conjunto Residencial Las Colinas, denunciaron ante La Voz las acciones de grupos organizados de santeros y espiritistas, quienes al parecer llevan adelante sus rituales causando intranquilidad y molestia entre aquellos que, a pesar de acatar y considerar lo que como se indicó anteriormente es el respeto a la religión que profesa cada ciudadano, rechazan bajo cualquier concepto el maltrato animal y la agresión cometida contra niños y niñas que supuestamente están presentes durante el desarrollo de los cultos.
A plena luz del día
De acuerdo con las informaciones ofrecidas por residentes del lugar, quienes prefirieron mantener sus identidades bajo perfil, los santeros se dedican a realizar los ritos sin tomar en cuenta ni la hora ni el alto volumen en el que tocan sus tambores. Lo peor es que son los fines de semana, durante los cuales los vecinos esperan descansar en familia luego de agitadas jornadas laborales, cuando deben soportar los chillidos y gritos de dolor de animales que sacrifican en medio de los cultos.
Entretanto, fuman sus tabacos mientras que el humo de los mismos llega hasta otras viviendas impregnando el ambiente de fuertes hedores e irritando la salud de una comunidad y sobre todo de los niños y personas de la tercera edad.
«Nosotros obviamente respetamos la religión de cada persona, pues somos libres de elegir cómo nos acercamos a nuestro Dios, llámese éste como se llame. Lo que no admitimos bajo ninguna circunstancia es que la paz y la consciencia de los demás sea inquietada cuando a otro le provoque. Son menores de edad los que están presenciando el sacrificio a carne viva de gallinas, chivos y otros animales que sufren mientras son desangrados, y aparte de eso son nuestros hijos que escuchan lo que ocurre a plena luz del día. Nos preguntamos en qué clase de sociedad se están formando las nuevas generaciones si continuamos así», dijeron.
Hicieron un llamado a las autoridades a los fines de que de una u otra forma se impongan las sanciones a las que haya lugar, considerando que el propio artículo 59 de la carta magna consagra el libre ejercicio de los derechos ciudadanos en lo que a la religión se refiere, «siempre que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público» tal y como reza textualmente.
YA