El Papa Francisco está llamando la atención continuamente sobre los daños que puede hacer un afán de lucro sin límites y sobre lo que llama «el capitalismo salvaje».
El presidente Obama señaló que la «codicia desenfrenada» fue fundamental en la crisis de la economía americana del 2008-2009 cuyos efectos siguen pesando sobre la economía mundial, hoy en situación difícil.
Una reciente encuesta en Wall Street sobre la que informa The New York Times (16/7/13) muestra cómo a pesar de los efectos causados por la especulación financiera, la cultura que ella impulsó sigue en pie.
Se interrogó a 250 actores significativos de decenas de compañías. El 23% contestó que «había observado o habían tenido conocimiento de primera mano de prácticas no correctas en su lugar de trabajo».
Peor aún, el 24% dijo que estaba dispuesto a hacer insider trading si podían ganar 10 millones de dólares, y hacerlo sin que los «descubrieran».
El 17% afirmó que «era lo que sus líderes hacían, miraban a otro lado si sospechaban que alguien que producía muchas ganancias practicaba el uso ilegal de información confidencial».
El 26% decían «que los planes de compensación y las estructuras de bonos en sus empresas incentivaban a los empleados a comprometer los valores éticos y violar la ley».
Percibían fuertes sesgos en dirección a ignorar el bien común en la cultura corporativa. El 28% dijo que «sentían que la industria financiera no ponía los intereses de los clientes primero». El problema era todavía peor en los más jóvenes. En los que tenían menos de 10 años de antigüedad el 38% estaba dispuesto a infringir la ley por 10 millones de dólares si no los descubrían.
El artículo subraya que en otro estudio sobre los contenidos de lo que se enseñaba en las carreras sobre economía se detectó que «están positivamente asociados con actitudes de codicia». Hay un problema muy serio de valores éticos y de una educación carente de ellos.
Esto afecta a las economías de muchos modos. Algunos son las «burbujas especulativas, «como las de las hipotecas basura y los derivativos basura que produjeron la gran crisis del 2008-2009. Pero también hay expresiones como las implicadas en la amplia investigación abierta recientemente por China a un laboratorio líder del mundo por sobornos extendidos.
En otra dimensión de la situación, la OCDE ha propuesto reformas fundamentales en el sistema impositivo mundial ante el hecho de que algunas de las mayores transnacionales están aprovechando sus vacíos legales, para a pesar de sus grandes ganancias, pagar tasas impositivas irrisorias. Empeoran así seriamente la agudísima desigualdad mundial, que también ha denunciado reiteradamente el Papa Francisco.
Se imponen regulaciones que defiendan el interés colectivo en estas áreas. Al mismo tiempo ver cómo se forman quienes toman estas decisiones que remplazan la ética por la «codicia desenfrenada», y poner abiertamente el tema de la ética en las empresas, en el centro del debate público.
La mas reciente obra del autor «Ética para empresarios» (cuarta edición, julio 2013)
Bernardo Kliksberg