El conflicto árabe-israelí irrumpe en cines venezolanos con «Esclavo de Dios», controvertida ópera prima de Joel Novoa sobre el terrorismo islamista y cuya proyección es precedida, por disposición gubernamental, de un cortometraje que retrata las nostalgias del exilio palestino.
Novoa, en entrevista con la AFP, sostiene que su cinta de ficción es blanco de una «censura indirecta» del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), autoridad reguladora de la que se quejará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La controversia surge de la disposición del CNAC de que previo a «Esclavo de Dios» se proyecte «Palestina y otros relatos», que narra en diez minutos la vida en Venezuela de una familia de origen palestino. «El cortometraje es confuso, no se informa al público de su proyección y alguna gente se salía al ver que no era una película, se confundía», señala Novoa, al lamentar que su cinta sea la única en la cartelera venezolana antecedida en todas sus copias de un documental.
Con el trasfondo del atentado contra la Asociación Mutualista Argentina-Israelí (AMIA) -que dejó 85 muertos en 1994-, «Esclavo de Dios» muestra a Ahmed, médico árabe que llega a Venezuela en 1992 y tras tener una vida aparentemente normal es llamado para unirse a una célula islamista en Buenos Aires. «La historia es buena, lo que no entiendo es por qué meten a Venezuela en el relato», comentó Lorena Torres, de 32 años, al salir de un cine de Chacao, en el este de Caracas.
En Venezuela la cinta cumple un mes de proyección, el 16 de julio fue estrenada en Uruguay, que participó en la producción con la firma La Vorágine, y el 1 de septiembre llegará a Argentina, donde se contó con la coproducción de Aleph. El guión, hablado en español, árabe, hebreo y francés, es del periodista uruguayo Fernando Butazzoni.
La crítica provino del Foro Itinerante de Participación Popular, de filiación chavista, que acusa a «Esclavo de Dios» de tratar de «vincular soterradamente» al régimen venezolano con el terrorismo, pese a que los socialistas llegaron al poder en 1999 con Hugo Chávez, después del atentado.
«Siempre supe que la película sería polémica, con gente a favor, en contra, pero saludablemente. Es lo más objetiva posible y cuenta hechos que ocurren en un momento, que no los invento», añade Novoa, que también presenta a David, un agente israelí que no duda en actuar fuera de la ley.
El director, de 27 años e hijo del cineasta uruguayo José Novoa, reconoce que fue sorpresivo que su historia obtuviera financiamiento público en Venezuela a través del mismo CNAC, pese a que podría ser «incómoda» para el chavismo, simpatizante de los palestinos y crítico de Israel.
«La verdad me sorprendió, no tenía idea de que se pudiera generar este tipo de acusaciones. No entiendo si son fruto de no haber visto la película o de una mala intención», comentó a su vez a la AFP Butazzoni.
Protesta ante la CIDH
Pese a la buena recepción en Caracas, con más de 70.000 espectadores -rentable en el cine venezolano-, Novoa buscó sacar su cinta de cartelera, inconforme con la proyección obligada de «Palestina y otros relatos», pero la distribuidora, Cines Unidos, argumentó que ya estaba negociada la presentación.
«Ni siquiera tengo la potestad de sacar la cinta de cartelera. Por eso vamos a protestar ante la CIDH. Sé que esto no llevará a nada, pero es una forma de hacerme escuchar», señala Novoa, que tampoco consiguió que se informara al público de la proyección del documental.
Novoa es asesorado por Espacio Público, organización venezolana defensora de la libertad de expresión, que está reuniendo los elementos a presentar ante la CIDH, a la que el gobierno critica por considerarla afín a los intereses estadounidenses.
«No será un caso como tal, sino un informe a la CIDH sobre cómo se violó la libertad de expresión. El problema es el autoritarismo, la forma unilateral en la que se proyecta un corto», dijo a la AFP Carlos Correa, director de Espacio Público, que solicitó al CNAC al informe sobre «Esclavo de Dios».
«Lo único que nos explicaron es que la consulta sobre la proyección del cortometraje es exclusivamente con el director del documental», la venezolana Gabriela González, añadió. La AFP buscó la posición del CNAC y de Cines Unidos, pero no hubo voceros autorizados a hablar del tema.