HALLE. Karamba Diaby, un este inmigrante de Senegal, camina lentamente por el centro de la ciudad alemana de Halle con el estilo de un político veterano: lentamente. Más de dos décadas después de participar en la política local, a sus 51 años de edad solo puede dar unos pocos pasos sin ser detenido en la calle para charlar.
Dos meses antes de las elecciones generales alemanas, cada apretón de manos y saludo tienen una importancia adicional porque Diaby desea ser el primer parlamentario negro del país. Escucha pacientemente a sus electores y responde con en alemán fluido con un marcado acento francoafricano.
En todo el país, solamente 81 -el 4%- de los candidatos que se postulan a unos 600 escaños parlamentarios en los comicios del 22 de septiembre tienen antecedentes de inmigrantes. Es el mayor número hasta ahora pero muy por debajo de países como Francia y Gran Bretaña.
Casi todos los candidatos inmigrantes pertenecen a los verdes o son social demócratas, mientras que el partido conservador de la canciller Angela Merkel tiene solamente seis inmigrantes en sus listas.
Los socialdemócratas de Diaby necesitan desesperadamente candidatos que obtengan votos suficientes para retener las tres bancas que ganaron en 2009 en el estado de Sajonia-Anhalt. Diaby figura en tercer lugar en la lista del partido, lo que lo transforma en uno de los pocos inmigrantes con posibilidades de ser elegido.
«No presenté mi candidatura», dijo con cierto tono de disculpa. «Otros me pidieron que lo hiciera».
La decisión de colocarlo en los primeros lugares de la lista es incluso más notable porque, al igual que otros estados de la antigua Alemania oriental, Sajonia-Anhalt tiene reputación de ser más hostil con los inmigrantes -especialmente los de fuera de Europa- que en la zona occidental del país.
Aunque el químico de profesión se muestra renuente a criticar a su país de adopción -se trasladó a Halle en 1986 y obtuvo la ciudadanía alemana en 2001- Diaby reconoce que fue atacado físicamente una vez debido al color de su piel.
AP