MOSCU.- Después de casi seis semanas de permanecer en el aeropuerto de Sheremetyevo de Moscú, Edward Snowden abandonó tranquilamente el área de transito del terminal, abordó un auto y partió con rumbo desconocido.
Fue un final poco deslumbrante para un capítulo de la historia seguida por el mundo en la que el norteamericano, buscado por Washington por filtrar detalles de programas secretos de vigilancia de Estados Unidos, permaneció fuera de la vista pública durante casi 40 días y noches.
En ese período, hubo muy pocas fotografías de él. La más difundida fue una en la que aparecía el hombre de 30 años reuniéndose con activistas de derechos humanos en el aeropuerto y hubo otra que lo mostraba a punto de salir del terminal.
Pero para cuando esa foto era mostrada por la televisión rusa la noche del jueves, ya Snowden había partido.
Quedan muchas preguntas sobre la estadía del ex contratista de la agencia de seguridad estadounidense en el área de tránsito del aeropuerto ruso, una tierra de nadie para aquellos con vuelos de conexión que normalmente se quedan sólo por unas horas.
Sin embargo, se están conociendo algunos detalles sobre un hombre que estaba física y mentalmente agotado y cada vez más ansioso respecto a su futuro y desesperado por lograr algo parecido a la normalidad tras permanecer dos meses fugitivo.
«Ese periodo allí fue muy difícil, psicológicamente difícil porque cuando alguien está esperando no puede entender lo que va a suceder», dijo su abogado ruso Anatoly Kucherena a Reuters en una entrevista.
«Su primer deseo era respirar el aire fresco de Moscú», agregó.
Snowden estuvo al principio incrédulo cuando Kucherena le dijo que Rusia le otorgaría asilo temporal por un año y luego quedó maravillado. El abogado dijo que abandonó el aeropuerto con su mochila, un bolso y una sensación de alivio.
Kucherena, que forma parte del grupo que asesora al servicio de seguridad FSB de Rusia, sucesor de la KGB, es una de las pocas personas que ha tenido contacto directo con Snowden desde que llegó a Sheremetyevo proveniente de Hong Kong el 23 de junio.
Agencias