La junta directiva del circuito de baloncesto profesional le abrió expedientes a los conjuntos Marinos de Anzoátegui y Cocodrilos de Caracas por los sucesos ocurridos en la final del torneo
En reunión extraordinaria celebrada este jueves en Caracas, la Liga Profesional de Baloncesto decidió abrir un expediente disciplinario a los equipos Marinos de Anzoátegui y Cocodrilos de Caracas, por los incidentes registrados durante la temporada 2013 en sus respectivas sedes, especialmente los hechos de violencia acaecidos en el séptimo encuentro de la final del campeonato.
Encabezados por la Junta Directiva que preside Jorge Hernández, propietarios y representantes de los diez equipos que integran el circuito evaluaron cada uno de los incidentes y procedieron a tomar decisiones, que serán vertidas en el nuevo Reglamento General que regirá a la LPB a partir de la temporada de 2014.
“Viene un nuevo reglamento muy estricto, con normas novedosas en el plano punitivo pero sobre todo preventivo, pues estamos resueltos a impedir que vuelva a ocurrir lo que vivimos en estas dos plazas. Marinos y Cocodrilos han sido advertidos y tienen un expediente abierto por las situaciones que se presentaron en sus sedes durante la temporada, por lo que de ocurrir la más mínima alteración durante un juego de la LPB 2014, serán objeto de sanciones deportivas y pecuniarias muy fuertes. Nosotros tenemos la primera responsabilidad de garantizarle la seguridad a nuestros aficionados”, señaló Jorge Hernández.
Según informó Hernández, luego de evaluar los videos y revisar todos los informes sobre lo acaecido en el séptimo juego de la final, los propietarios acordaron establecer una comisión de seguridad, que centrará su esfuerzo en hacer cumplir las nuevas normas de seguridad que serán incorporadas al reglamento, entre ellas las coordinaciones policiales en los gimnasios y en cada partido de la Liga, incremento del número de uniformados por juego, utilización de detectores de metales, auditoria de la venta de entradas, arcos y anillos de seguridad, revisión y supervisión del todo el proceso de expendio y consumo de bebidas y alimentos en los recintos, mayores sanciones para quienes ingresen con envases de vidrio a las instalaciones, y castigos en el plano deportivo y pecuniario a los equipos que presenten fallas en sus dispositivos de seguridad, entre otras acciones.
“Desafortunadamente hemos sido asaltados por vándalos que acuden a los gimnasios a cometer actos delictivos y cuyo ingreso a los partidos tenemos que prohibir con el auxilio de la Fuerza Pública del Estado y de nuestros propios mecanismos. Esto no es sólo un problema de la LPB y de cada equipo, pues lo hemos visto en otros deportes, es un asunto que debe llamarnos a todos los ciudadanos a una profunda reflexión”, agregó Hernández.
Tras los desórdenes públicos que conllevaron a la confiscación del séptimo juego de la final, a falta de 3 segundos de la conclusión del mismo, Marinos de Anzoátegui fue sancionado con un disputar su primer partido de la LPB 2014 a puertas cerradas.
“Los verdaderos fanáticos de nuestros equipos, los que están con su equipo en las buenas y las malas, son las primeras víctimas de delincuentes como los que entraron a la fuerza en el Gimnasio Luis Ramos aquel día. En esta reunión nos comprometimos a evitar que la delincuencia vuelva a entrar a un juego de baloncesto y a expulsar de inmediato a los vándalos que intenten dañar el espectáculo, pero también a castigar a los equipos que fallen en sus dispositivos de seguridad. Eso que sucedió no fue porque se vendieron más entradas o se bebió más de la cuenta, porque de hecho la boletería fue fiscalizada por los órganos municipales y se ordenó suspender la venta de bebidas en ese juego. Sucedió porque un numeroso grupo de delincuentes desbordó la seguridad, ingresó a la fuerza al gimnasio y en la primera oportunidad aprovechó de cometer actos delictivos atroces que condenamos”, dijo Hernández.
La Asamblea Anual de la LPB a celebrarse en septiembre en Barquisimeto, sancionará el nuevo reglamento.
Anuncios efectistas
Leemos, a muchos kilómetros de distancia, que la Liga Profesional de Baloncesto abrirá expediente a Marinos y Cocodrilos, por los incidentes ocurridos durante la final de la temporada 2013. El presidente de la organización hace el anuncio, que lleva agregado el nombramiento de una comisión y el establecimiento de un montón de medidas de seguridad.
De entrada, la decisión -consecuencia de una asamblea de equipos- luce más efectista que dirigida a ponerle coto a los problemas. Porque, de entrada, es preciso reconocer que no solamente los hubo en la final. Estos fueron más graves, cierto, pero centrar el problema seguridad en dos de los equipos suena más a ruido que a eficiencia. Al demagógico lugar común de «estamos tomando el toro por los cachos», o yendo «hasta las últimas consecuencias».
Cuando se habla de aumentar las medidas de seguridad, de un régimen estricto para controlar la asistencia a los partidos, es inevitable pensar en muchas normas existentes en el país. Y en la misma Constitución. Porque, antes de discutir si las disposiciones son buenas, si hay que modificar algunas, es preciso reconocer que el primer problema está en que no se cumplen.
Mucho mejor anduviéramos en Venezuela si los ciudadanos actuáramos con mayores responsabilidad ante las leyes. Y si quienes están obligados a hacerlas respetar cumplieran con su obligación, de manera imparcial, sin que sean mediatizadas por intereses políticos o de cualquier otro tipo.
Hacen falta las disposiciones, es cierto. Pero lo sustantivo es una educación que conduzca al ciudadano a respetarlas, a cumplir con lo que son normas de convivencia por el simple convencimiento de que así es mejor para todos. Civismo, en una palabra.
Si se cumplieran las normas, el partido de Puerto La Cruz no se habría jugado esa noche. Y la propia LPB (más que el mismo Marinos) es la primera responsable por haber permitido su inicio cuando la gente entró a la fuerza y rebosó la capacidad, generando una situación irregular y peor, peligrosa. Está prohibido, además, entregar recipientes de vidrio. Son normas elementales pero que, lamentablemente ese día -y otros- no se cumplieron.
Lo demás es pantalla.
Armando Naranjo
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@DonArmandoN