25 de enero de 2009, una fecha que nunca olvidará Vilma Vaamonde, conocida popularmente en el sector El Dorado del municipio Sucre, estado Miranda, como “Chuchú”. Con 15 años viviendo en El Dorado, ella trabaja por su comunidad antes que existieran los Consejos Comunales. A decir verdad en este contacto diario con la gente uno se encuentra muchos casos de personas que tienen vocación de servicio, pero pocos con la perseverancia y constancia de “Chuchú”.
No culpamos a nadie por desistir, no es fácil nadar contra la corriente, sobre todo cuando la gente ha escuchado tantas promesas y pocos han sido quienes han honrado su palabra. Aquel 25 de enero siempre será recordado por “Chuchú” porque para ella representó eso, honrar el valor de su palabra empeñada. Vilma junto a un grupo de vecinos de El Dorado tenía desde 2005 pujando para que la gestión de José Vicente Rangel Avalos, exalcalde del municipio Sucre, les aprobara un proyecto de una cancha y una farmacia en un terreno baldío ubicado frente a la Av. Francisco de Miranda.
Su sorpresa fue que tan solo a dos meses después de tomar posesión, Carlos Ocariz llamó a “Chuchú” y a un grupo de vecinos de la comunidad de El Dorado para informarles que aquel proyecto que llevaba tres años archivado había sido aprobado. Comenzaría así la construcción del primer Gimnasio Vertical del municipio Sucre, un sueño de siete niveles y más de siete mil metros cuadrados que hoy finalmente abre sus puertas a la población y tiene precisamente a “Chucú” como símbolo de aquella lucha vecinal que logró sus objetivos.
Ella nos cuenta que El Dorado siempre se mantuvo unido, oficialistas y opositores entendieron por igual que toda acción que beneficie al pueblo en bienvenida, venga de donde venga. Los inconvenientes aparecieron de afuera, en una oportunidad el Ministerio de Ambiente paralizó la obra exigiendo unos permisos, pero al final los vecinos se plantaron y desde el ministerio tuvieron que desistir, se impuso el sentido común.
“Chuchú” hoy forma parte del Consejo Comunal El Dorado, porque entiende que los ciudadanos deben adueñarse de los espacios de participación y no dejarle todo a los gobernantes. Afirma que en todo momento la comunidad estuvo con “el ojo pelao” supervisando desde la colocación de la primera piedra la obra, no faltó algún incrédulo que dijera que no se iba a culminar, pero los resultados hoy están a la vista de todos.
Quise escoger el ejemplo de “Chuchú” porque representa el espíritu de todos aquellos que hicieron posible que hoy el Gimnasio Vertical del municipio Sucre abra sus puertas. Sin duda hay mucha gente detrás, mi reconocimiento para todos. Como Vilma Vaamonde agradezco al alcalde Carlos Ocariz por devolverle a la gente la posibilidad de creer de nuevo, por demostrar que no hay que escatimar esfuerzos cuando de trabajar por el pueblo se trata.
Este no pretende ser un escrito propagandista, plasmo las conversaciones que tuve con “Chuchú” en innumerables ocasiones, de las cuales rescato el sentido de unidad, perseverancia y constancia. Rescato este espíritu de lucha: cuando está por encima el bien de la comunidad los partidos se van y queda plasmado es el esfuerzo colectivo. Ahora este espacio pertenece a todos, toca conservarlo para que beneficie por muchos años a los sucrenses.
Brian Fincheltub
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