Un nuevo tipo de «piraña», armada con tijeras de podar y con hambre de cabello ha aparecido en Venezuela para hacerse con las melenas de sus mujeres: asaltantes que atacan las cabelleras con el fin de venderlas hasta por 3.000 bolívares y que han disparado la alarma en el Zulia.
El problema ha conseguido que la Policía de Maracaibo, la ciudad donde se conoció el primer caso, afronte la situación con un plan específico o que uno de los diarios más importantes del país, como es El Nacional, le dedique un inusual editorial, en un país donde el cuidado del aspecto físico y la belleza es parte fundamental de la cultura.
Ante el desasosiego que la situación ha creado en las marabinas, el director de la policía de Maracaibo, Alejandro Querales, anunció el despliegue en la ciudad de un «operativo especial» para atrapar a los ladrones y exhortó a las víctimas a denunciar.
«Toda persona que sea víctima de este delito debe denunciar ante cualquier autoridad competente», declaró el comisario según el diario Panorama.
Una representante del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CIPC) de Maracaibo, capital del estado de Zulia, confirmó a Efe el inicio de la investigación y la falta de denuncias sobre este tipo de robos, uno de los problemas que han encontrado las autoridades a la hora de iniciar sus investigaciones.
El editorial de El Nacional el lunes se titulaba «Atraco por cabello» y en él el rotativo caraqueño destacaba que este tipo de delito supone «una experiencia esencialmente vejatoria».
«Además del humillante procedimiento que experimenta la víctima, (el corte) es un acto que vulnera la integridad del cuerpo despojado», afirmaba.
En opinión del diario, el culto a la belleza en Venezuela, cuna de varias miss Universo y donde las operaciones de cirugía estética están a la orden del día, ha generado una «violencia» contra el propio cuerpo que ha facilitado la aparición de este tipo de mafias.
«Hay una violencia en contra del propio cuerpo, en el deseo de alterarlo, de impostarlo, de darle una forma distinta a la original. El fenómeno de intervenir el cuerpo para cambiar su configuración se ha naturalizado» en Venezuela, dice.
Según las narraciones de las víctimas, la forma de actuar de los asaltantes es seleccionar a la presa, acorralarla, reducirla y con unas tijeras de podar cortarle su cabello.
«Estaba en uno de los pasillos (del centro comercial) cuando sentí que por detrás una persona me tocó el cabello. Un comerciante me empezó a hacer señas, pero no le entendía y entonces el chico me haló y me abrazó porque la ‘piraña’ venía con la tijera», declaró la joven Francis Medina a Panorama.
Los comentarios de los afectados hablan de que los asaltantes luego venden el cabello en peluquerías que acostumbran a adquirirlo para elaborar pelucas y extensiones.
Hay quien teme que este tipo de delito con arma blanca pueda prosperar e incluso trasladarse a otros puntos del país.
Testimonios en la red social Twitter aseguran que esta nueva modalidad de enriquecimiento también ha aparecido en Caracas, donde al menos cuatro mujeres habrían sufrido ataques en zonas del centro de la ciudad y del este, aunque no se hayan recibido denuncias, según ha reseñado el capitalino Últimas Noticias.
EFE