Llegó al mundial de Moscú precedido por la incógnita de si podría revalidar sus títulos, porque una lesión le mantuvo varios meses fuera de pista y campo. Sin embargo, solo necesitó salir al estadio de la capital rusa para confirmar su talento y adjudicarse el título oficioso de Mejor Atleta del Mundo. Ese que se le asigna al ganador de las diez pruebas que, combinadas, obligan a pasar por las distintas especialidades del atletismo.
Es Ashton Eaton, estadounidense de 25 años, quien ostenta desde el año pasado el récord mundial de la competencia de decathlon con 9.039 puntos. Una cifra que no pudo alcanzar, pero de la cual estuvo muy cerca, batiendo su marca personal en lanzamiento de jabalina.
Oriundo de Oregón, de 1,85 y «físico perfecto» -muy cultivado-, Eaton fue el segundo hombre en superar la barrera de los 9.000 puntos, cuando en las competencias preolímpicas del año pasado en Estados Unidos batió, con 9.039, el récord mundial que, en 9.026, impusiera en 2001 el checo Roman Sebrie.
Estaba confirmando su evolución y las aptitudes mostradas en el mundial de Berlín (2009), cuando clasificó 18o. con 8.061. También puso marca para el heptathlon bajo techo en el campeonato de Turquia, con 6.645, preámbulo de la victoria en el mismo 2012, con 8.869, en los Juegos Olímpicos de Londres.
Desde luego, llegó a Moscú como favorito, si bien quedaba la incertidumbre sobre su recuperación. Pero era cosa solo de esperar la competencia para despejarlas.
El primer día corrió los 100 metros en 10.3, dejó huella a 7,73 en el salto largo, envió la pesa a 14,39, pasó la varilla de salto alto a 1,93 y cerró la vuelta a la pista con 46,02, marca de jerarquía mundial para los 400 lisos del decathlon. Cabe señalar que en largo estuvo a 47 centímetros de su tope, y en alto también por debajo, pues en Turquía alcanzó 2,05.
En la segunda jornada cubrió los 110 metros con vallas en 13,72, envó el disco a 45 metros y salvó con la pértiga la altura de 5,20. Con el dardo volvió a sumar fuerte, porque lo clavó a 64,83, en lo que significa la mejor actuación de su carrera, y todavia le quedó gasolina para enfrentar la prueba de aliento y culminar con 4.29.80 los 1.500 metros.
Al final, una suma de 8.809, 230 por debajo del récord mundial, pero suficientes para lograr el título que le faltaba. Un esfuerzo exitoso, que no hace tanto ruido como la espectacularidad de los 100 metros, pero que se compensa con el reconocimiento general que se la atribuye como el atleta más completo. El Mejor del Mundo.
Armando Naranjo
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