Cursante de segundo año de la Facultad de Política y Diplomacia, Konrad Eduardo Petraitis Alfaro, procedente de Venezuela, no habla un lituano fluido, pero como su padre y abuelo se considera lituano y profesa una gran admiración por la tierra de sus antepasados
El éxodo de talentos venezolanos hacia el exterior ha copado le escena mundial, no solo con profesionales que abandonan el país en busca de oportunidades, sino también de estudiantes universitarios que se refugian en las ventajas que confiere la nacionalidad de sus antepasados, para poder realizar sus estudios en una universidad europea sin el peligro que representa para ellos ser víctimas de la nefasta violencia callejera, que ha ensangrentado nuestro país en los últimos 14 años. Por esta razón nos resulta particularmente reiterativo ver médicos nuestros trabajando en hospitales españoles, ingenieros en EE. UU., técnicos petroleros en Colombia y Noruega, sólo por mostrar algunos ejemplos.
De igual manera vemos cómo estudiantes de nuestro país andan por EE. UU., Canadá, España, Italia e Irlanda, entre muchas otras naciones, en busca de un futuro que aquí se le ha negado, particularmente a la clase media
Nada podía asombrarnos en este mundo apocalíptico de los venezolanos hasta que tropezamos con el caso de una pareja de amigos y vecinos, cuyo hijo de 20 años destaca de manera especial en la Universidad Vytauto Didziojo de Lituania, a solo dos años de haber ingresado a esta casa de estudios. Se trata de Konrad Eduardo Petraitis Alfaro, quien además de español, habla francés e inglés, y a quien la revista anual de la universidad lo presenta como imagen y ejemplo, engalanando la portada de ese medio impreso con su foto y dedicándole una entrevista que traducimos y reproducimos a continuación:
“Como pez en el agua”
“El estudiante cursante de segundo año de la Facultad de Política y Diplomacia, Konrad Eduardo Petraitis Alfaro, procedente de Venezuela, no habla lituano fluido, pero como su padre y abuelo se considera lituano y profesa una gran admiración por la tierra de sus antepasados. Es sorprendente ver algo similar ya que sin haber nacido y crecido en este país, Konrad se siente feliz estudiando y conviviendo en la ciudad de Kaunas; al preguntarle qué aspectos negativos ha observado en este país, respondió: Lituania es una nación sin precedentes, existen cientos de recursos muy grandes a la disposición de cualquiera, comparado con las posibilidades que están disponibles en mi país, Venezuela. Aquí hay mayores y mejores oportunidades de desarrollo personal en gran cantidad de áreas profesionales.
No solo Konrad, también su padre nacieron en Venezuela; su abuelo llegó a este lejano país latinoamericano en la postguerra por una diáspora de la ocupación soviética. Mi abuelo Henrikas, cuenta que nació en uno de los sectores más peligrosos de Kaunas. Pero con suma seriedad Konrad nos cuenta que en Lituania no hay sitios tan peligrosos como en Caracas (…)
Las puertas de la casa de mis padres en Caracas siempre están abiertas para los lituanos –afirma-, a pesar de que la mamá de Konrad y su abuela materna son ambas venezolanas; él y su hermana dos años menor, crecieron rodeados de una espiritualidad lituana, su madre hasta prepara comida típicas lituanas. En casa de sus padres periódicamente se reúnen personas integrantes de la comunidad lituana de Venezuela para compartir y celebrar fechas patrias y aniversarios históricos lituanos.
Hace cierto tiempo, procedente de Canadá, les visitó el monseñor Edis Putrimas (delegado de la conferencia episcopal lituana ) y celebró una misa en lituano.
Según nos cuenta, la primera impresión que tuvo Konrad en Lituania no fue muy agradable, participó en una actividad organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y en principio no le gustó el ambiente aparentemente frío y desconocido para él. Inicialmente dudó en su deseo de regresar, pero en ese entonces sólo tenía 14 años y no tenía ningún propósito de estudiar diplomacia.
Tiempo después su padre programó otro viaje a Lituania con el objeto de obtener el pasaporte lituano: Viajó a Lituania (de donde guardaba ingratos recuerdos). El papá, como regalo de cumpleaños le ofreció un viaje a Alemania, país que admiraba mucho y tenía deseos de conocer. Mi segundo encuentro en Lituania fue diferente –expresa con cara de satisfacción-; en esa oportunidad conocimos varios sitios turísticos, compartimos con amables y amigables personas. Entabló amistad con el diplomático Raimundas Verikas y su familia, a los cuales hoy en día Konrad los considera como tíos. Y dice que esta relación le despejó su mente; el terruño natal de su abuelo le dejó grabadas profundas y gratas impresiones. Cuando Konrad decidió ingresar en la Universidad Vytauto Didziojo (Vytautas El Grande), consideró que estaba haciendo lo indicado y se siente seguro de haber acertado en su decisión.
Con cierta melancolía por su país, nos cuenta que desde temprana edad se interesó por la política internacional; siendo estudiante de bachillerato, participó en proyectos internacionales como Modelos de Naciones Unidas y ese fue el inicio en su deseo de querer ser diplomático. Me enviaron a Europa (cuenta), porque los diplomáticos deben hablar el francés. Al terminar el bachillerato en Venezuela, Konrad viajó a Bélgica (Bruselas), participó en cursos para familiarizarse con la terminología diplomática. En Bélgica le nació el deseo de continuar estudios en Europa, alentado por las facilidades que le daba su nuevo pasaporte europeo y escogió varias universidades de Bélgica y Holanda, pero temió sentirme extranjero en esos países y decidió aplicar para entrar a Vytautras Didziojo lo que le pareció más placentero. Mi padre me había sugerido previamente que estudiara en Lituania y pensé: ¿Por qué no? Konrad se sintió en Lituania como pez en el agua; dice, me gusta la ciudad, su gente, de manera general me gusta todo; después del primer semestre le invadió la incertidumbre sobre si su escogencia había sido acertada, pero esta sensación se esfumó cuando hizo amistades y se sintió a gusto ya que tuvo tiempo disponible para realizar actividades deportivas. Durante el segundo semestre incursionó en el equipo de beisbol de la universidad el cual era el campeón de la liga nacional de Lituania.
La mejor noticia este año para Konrad es su incursión en Tel Aviv Yafo, Israel a la que ha sido seleccionado por la universidad de Lituania para cursar un semestre becado en la Universidad de Herzliya. Todo parece indicar que para este futuro diplomático, esto le será muy provechoso.
Al final de la entrevista, de una manera reposada y razonando, de manera jovial, Konrad se enserió comparando las posibilidades en Lituania con su país natal; puedo percatarme que Lituania es un país en expansión, -expresó- es un país que ahora es que está abriendo sus puertas al mundo, después de tantos años tras la cortina de hierro. Es un país liberal y democrático, con un potencial humano impresionante. Opino que los lituanos que se van no se han dado cuenta del vacío que dejan detrás, porque para muchas otras personas como yo, dejan un país de inmensas oportunidades
Especial / La Voz