Por el momento no se verá comprometida la ayuda de 1.550 millones de dólares para el año fiscal 2014 que se dedica a la cooperación militar
WASHINGTON. Estados Unidos dejó ayer la puerta abierta a la suspensión de ciertas ayudas que benefician directamente al Gobierno egipcio en respuesta a la represión militar, pese a seguir negando que vaya a calificar la salida del presidente Mohamed Mursi como un «golpe de estado».
La mayor parte de la ayuda de 1.550 millones de dólares para el año fiscal 2014 se dedica a cooperación militar, que por el momento no se verá comprometida. De ese monto, 250 millones de dólares están destinados a otro tipo de programas, desde lucha contra la pobreza, hasta la modernización de instituciones y el cambio climático.
«En el caso de los programas de asistencia económica que beneficiarán al Gobierno (egipcio)… estamos revisando esos programas caso por caso para identificar si tenemos autoridad para continuar proveyendo fondos o si debemos modificarlos», indicó la portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Jen Psaki.
La portavoz aseguró que se tomará una decisión «cuando sea necesario en el futuro» y en la misma se tendrá en cuenta la oleada de violencia que ha desencadenado la represión a los simpatizantes de Mursi el pasado miércoles, que ya ha provocado más de 900 muertes.
Excluidos
Pese a todo, el Departamento de Estado aseguró que de las suspensiones quedarían excluidos fondos destinados a organizaciones egipcias sin ánimo de lucro y programas gubernamentales para promover elecciones imparciales, gobernanza, medio ambiente o sanidad.
Por el momento, EE. UU. se ha negado a calificar la salida de Mursi a mano de los militares como un «golpe de estado», una definición con peso legal que obligaría a suspender la importante ayuda militar a Egipto, aliado estadounidense en Oriente Medio. Ayer, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que han «dejado de lado» esa posibilidad, aunque el presidente Barack Obama revisa continuamente la cooperación.
La semana pasada, Obama anunció la suspensión de unas maniobras militares conjuntas con Egipto, que se celebraban habitualmente cada dos años, como respuesta a la violencia desencadenada por el Ejército.
Agencias