Las autoridades egipcias detuvieron el miércoles a más líderes islamistas y se veían confrontadas a un pedido de liberación del expresidente Hosni Mubarak, un nuevo factor explosivo en este país confrontado a una ola represiva que en una semana dejó más de mil muertos.
El gobierno instalado la semana pasada por los militares detuvo a Safwat Hegazy, un influyente portavoz islamista, y a Murad Ali, portavoz del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), vitrina política de los Hermanos Musulmanes, la cofradía del derrocado presidente Muhamed Mursi, indicaron a la AFP fuentes militares.
El martes, la cofradía fue decapitada con la detención de su Guía Supremo, Mohamed Badie.
Después del golpe de estado del 3 de julio que derrocó a Mursi, la justicia lanzó unos 300 pedidos de captura y prohibiciones de viaje contra dirigentes de los Hermanos Musulmanes.
Y en el marco del estado de emergencia, las fuerzas de seguridad detuvieron a miles de militantes islamistas.
Badie y sus dos adjuntos, Jairat al Shater y Rashad Bayumi, están acusados de «incitación al asesinato» de los manifestantes que atacaron en El Cairo la sede central de los Hermanos Musulmanes tres días antes del golpe.
Los tres dirigentes, detenidos en la cárcel de Tora, en El Cairo, la misma en la que se encuentra encarcelado Mubarak, deben comparecer ante un tribunal el próximo domingo.
Pedido de liberación de Mubarak
Los abogados de Mubarak, el mandatario derrocado en febrero de 2011 por una rebelión popular que marcó el apogeo de la Primavera Árabe, se disponían a pedir su liberación condicional en la última causa que lo retiene tras las rejas.
El dirigente que gobernó Egipto durante más de tres décadas ya logró que la justicia ordenara su libertad condicional en tres causas (dos por corrupción y una por muerte de manifestantes) y, si lo mismo ocurre con la última (por corrupción) podría salir de la cárcel.
El abogado de Mubarak, Farid al Did, anunció que iba a exigir su liberación aduciendo que su cliente ya devolvió la suma de unos 600.000 dólares (450.000 euros) de regalos indebidos recibidos de su ministro de Información.
Apoyo saudí
En el plano diplomático, Arabia Saudí reafirmó su apoyo a Egipto y pidió, poco antes del inicio de una importante reunión de la Unión Europea, que la comunidad internacional respalde a las nuevas autoridades egipcias.
«Esperamos que la comunidad internacional apoye los esfuerzos del gobierno egipcio para restablecer la seguridad, la estabilidad y la prosperidad y se abstenga de cualquier medida o política que impida esos esfuerzos», declaró a la AFP el príncipe Saud al Fayçal.
Las nuevas autoridades trataron de relativizar las amenazas de sanciones financieras de Estados Unidos (unos 1.500 millones de dólares anuales, en gran parte destinados a las Fuerzas Armadas).
Suspender esa ayuda «sería una mala señal y afectaría gravemente a las fuerzas militares por algún tiempo», admitió el primer ministro interino Hazem Beblawi al canal de televisión ABC News.
Pero «no olvidemos que Egipto acudió a las fuerzas militares rusas y sobrevivimos. Así que no es el fin del mundo», agregó.
El golpe también tensó las relaciones entre Turquía y Egipto.
El gobierno egipcio dijo que se le estaba agotando la paciencia después de las últimas críticas del primer ministro islamo-conservador turco Recep Tayyip Erdogan, que el martes dijo que Israel estaba detrás del derrocamiento de Mursi.
AFP