Los detractores del presidente dieron cifras de entre 500 y más de 1.000 fallecidos y dijeron que se estaban encontrando más cuerpos después de la misteriosa matanza con gases antes del amanecer, sobre la que el Gobierno sirio insiste en que no tuvo nada que ver
BEIRUT/AMAN. La ONU exigió el jueves a Siria que dé acceso inmediato a sus expertos en armas químicas a los barrios de Damasco en manos rebeldes donde un presunto ataque con gas letal habría matado a cientos de personas, a pocos kilómetros del hotel donde se aloja los integrantes de la misión.
Sin embargo, no había señales de que los científicos fueran a tomar muestras pronto en la escena de un horror que recordó la muerte por gas de miles de kurdos iraquíes en Halabia en 1988.
Los detractores del presidente Bashar el Asad dieron cifras de entre 500 y más de 1.000 fallecidos y dijeron que se estaban encontrando más cuerpos después de la misteriosa matanza con gases antes del amanecer, sobre la que el Gobierno sirio insiste en que no tuvo nada que ver.
Las imágenes, entre ellas algunas de fotógrafos freelance facilitadas a Reuters, muestran a decenas de cadáveres en el suelo sin señales visibles de heridas. Algunos tenían espuma en la boca y la nariz.
Las declaraciones, principalmente de Francia y Reino Unido, sobre una contundente respuesta extranjera parecían improbable que se trasladaran a una acción rápida y concertada, teniendo en cuenta la oposición rusa y la cautela de Washington.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, dijo que las potencias mundiales deberían responder con fuerza si se demuestra que son ciertas las acusaciones contra el Gobierno sirio acerca del uso de armas químicas contra civiles.
Reino Unido también dijo que no se descarta ninguna opción «que pueda salvar vidas inocentes en Siria». Pero las fuerzas europeas pueden hacer poco sin la ayuda de Estados Unidos y Washington parece tener poco apetito para la guerra.
Las autoridades sirias han calificado las acusaciones contra sus fuerzas de «ilógicas e inventadas», señalando el momento del ataque y sus afirmaciones previas de que si tuvieran armas químicas nunca las usarían contra los sirios.
Moscú, aliado clave de Asad, apuntó a una «provocación» de los rebeldes deseosos de obtener asistencia militar occidental.
SIN MANDATO
Después de meses de negociaciones con el Gobierno de Asad para que permita a los inspectores entrar a Siria, un equipo de la ONU llegó a Damasco hace cuatro días.
Su misión es comprobar la presencia, pero no el origen, de las armas químicas que se habrían utilizado en tres incidentes pequeños y específicos hace varios meses.
El equipo no tiene mandato para cumplir otra tarea. Un Consejo de Seguridad de la ONU dividido, que tuvo una reunión de urgencia el miércoles, no logró apoyar una iniciativa occidental para una inspección inmediata de los lugares cercanos a Damasco. Sólo pidió «claridad» sobre el incidente.
El Gobierno de Siria no dio una respuesta pública inmediata a los llamamientos del jueves para que el equipo de la ONU acceda al lugar del ataque.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que Damasco debe permitir al equipo investigar «sin retrasos» y añadió que enviará a su principal responsable de desarme, Angela Kane, a hablar con el Gobierno Sirio. Además, dijo que espera «una respuesta positiva sin retraso».
El presidente de Estados Unidos ha ordenado a las agencias de información que recopilen urgentemente información para ayudar a verificar las acusaciones, dijo una portavoz del Departamento de Estado, aunque admitió que podría ser difícil ya que no tienen relaciones diplomáticas con Siria.
«En este momento, ahora mismo, no podemos determinar de manera concluyente el uso de CW (armas químicas, por sus siglas en inglés)», dijo la portavoz Jen Psaki. «Estamos haciendo todo lo que está en nuestro poder para concretar los hechos.
Antiguos investigadores de armas afirman que cada hora que pasa influye.
«Cuanto más tarda, más fácil es encubrirlo para cualquiera que las haya usando», dijo Demetrius Perricos, que encabezó el equipo de investigadores en Irak en los años 2000.
«ESTAMOS SIENDO EXTERMINADOS»
Muchos rebeldes y activistas de la oposición dicen que han perdido el interés en las promesas de las investigaciones de la ONU o en la ayuda del exterior.
«Estamos a siete kilómetros, a cinco minutos en coche de donde están. Nos están exterminando con gas venenoso mientras ellos toman café y se sientan en sus hoteles», dijo el activista Bara Abdelraman, vía Skype.
Qasem Saadedine, un jefe y portavoz del Consejo Militar Supremo de los rebeldes, dijo que están estudiando aún cómo o si responderán al ataque.
«Comprendemos completamente a las personas que cada vez están más desesperadas al ver otra ronda de comunicados políticos y reuniones de la ONU sin ninguna esperanza de acción, y todavía estamos estudiando cómo pueden responder los rebeldes», dijo a Reuters por teléfono.
La revuelta siria contra cuatro décadas de Gobierno de la familia Asad se ha convertido en una guerra civil brutal que ha provocado la muerte de más de 100.000 personas en dos años y medio y dividido Oriente Próximo en líneas sectarias.
Ente las potencias, el conflicto ha revivido las tensiones este-oeste de la época de la Guerra Fría y en la práctica ha llevado a un estancamiento.
Las potencias occidentales respaldan a la oposición pero han sido reticentes a comprometerse completamente con una revuelta cada vez más liderada por islamistas vinculados con Al Qaeda. Sin embargo, han dicho que el uso a gran escala de armas químicas sería un factor decisivo que cambiaría su posición.
«Pedimos a este equipo que vaya directamente, con total libertad, (…) al sitio de los delitos que tuvieron lugar ayer», dijo a Reuters George Sabra, un miembro prominente de la Coalición Nacional que reúne a varios grupos opositores.
Sabra añadió que el Consejo de Seguridad de la ONU debería cambiar la misión del equipo para que pueda visitar más lugares.
«Pero tenemos dudas porque el régimen sirio fuerza la misión de estos expertos, limitados a unas pocas áreas a las que los llevarán», dijo por teléfono.
Una acción internacional parece estar limitada. Responsables europeos que hablaron bajo condición de anonimato dijeron que las opciones que van desde ataques aéreos, la creación de una zona de prohibición de vuelo o la provisión de armas pesadas a algunos rebeldes estaban sobre la mesa.
Pero había pocas posibilidades de medidas concretas sin el apoyo de Estados Unidos.
«La reacción de Estados Unidos tras el ataque de ayer fue cauta», dijo un funcionario. «Y sin la potencia de fuego de Estados Unidos hay poco que podamos hacer».
Las fuerzas de Asad seguían bombardeando la zona de Ghouta, una acción que los activistas dicen que entorpecerá aún más el ingreso de los investigadores de la ONU. Agencias
Obama bajo presión para
adoptar medidas enérgicas
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, enfrentaba crecientes presiones el jueves dentro y fuera de su país para que tome medidas enérgicas contra el Gobierno sirio por las acusaciones de ataques masivos con armas químicas.
Aunque la Casa Blanca dijo que estaba «consternada» por reportes que hablaban de cientos de personas muertas por ataques con gas cerca de Damasco el miércoles, aclaró que cualquier respuesta desde Estados Unidos debía aguardar la confirmación del ataque.
Washington volvió a demandar al presidente sirio Bashar al-Assad que permita a los inspectores de Naciones Unidas el acceso inmediato a los sitios donde se habrían realizado los ataques.
La cauta respuesta de Washington manifiesta su renuencia para intervenir en Siria. Pero si las acusaciones de ataques con armas químicas se corroboran, Obama será presionado a actuar con más agresividad, posiblemente con fuerza militar.
El consenso en Washington y las capitales aliadas es que una respuesta internacional concertada sólo puede tener éxito si Estados Unidos asume el liderazgo.
El ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, dijo que las potencias mundiales deberían responder con fuerza si se demuestra la veracidad de las acusaciones contra el Gobierno sirio, mientras que Gran Bretaña dijo que no se descartaba ninguna opción «que pueda salvar vidas inocentes en Siria».
Junto con los problemas de Siria, en su segundo período en la presidencia, Obama ha enfrentado críticas por su incapacidad de influenciar sobre la crisis en Egipto y por no haber podido persuadir a Rusia de que extraditase al ex contratista de seguridad Edward Snowden.
Agencias