El coordinador de economía de la Mesa de la Unidad Democrática, José Guerra aseguró que en el primer semestre de 2013 la economía denotó un bajo crecimiento, estimado en 1,6% con relación al reflejado en el primer semestre de 2012, cuando el PIB se expandió en 5,8%; lo que sugiere que la economía perdió 4,2 puntos porcentuales de crecimiento y el impulso pese a los elevados precios del petróleo.
Guerra señaló que desde el punto de vista de la demanda, destaca la contracción que experimentó la inversión, la cual acusó una caída de 2,9%, situación que evidencia la falta de estímulos para que se materialicen proyectos que generan nuevas capacidades productivas.
“En tanto que la economía pierde dinamismo, la inflación aumentó considerablemente durante el primer semestre de 2013 respecto al mismo período del año previo. En efecto, en el primer semestre de 2013 la tasa de inflación se situó en 34,8%, significativamente superior al 22.5% del primer semestre de 2012. Esta situación expresa que la inflación está fuera de control debido a una política económica inconsistente, que en lugar de bajar la inflación ha provocado escasez”, sentenció.
Sobre esto, el economista explicó que la declinación del ritmo de la actividad económica y el alza de la inflación han coincidido con un pronunciado deterioro del sector externo de la economía, evidenciando en una disminución importante del superávit de la cuenta corriente, una aguda contracción de las exportaciones no petroleras y una pérdida de reservas internacionales.
“Como resultado del retroceso de las exportaciones petroleras y el aumento de las importaciones públicas, el superávit de la cuenta corriente de la balanza de pagos desmejoró sustancialmente al pasar de US$ 9.356 millones en el primer semestre de 2012 a US$ 3.319 millones a lo largo del primer semestre de 2013. Ello refleja, por una parte, el importante detrimento que ha experimentado la industria petrolera que la hace incapaz de aprovechar la excelente cotización que mantiene el petróleo en el mercado internacional, y por la otra, la destrucción de capacidades productivas internas que ha obligado a aumentar exponencialmente las importaciones, a costa de la producción y el empleo nacional”, explicó.