La guerra que durante los últimos catorce años se ha venido librando en los medios de comunicación de Venezuela entre los defensores del proyecto del fallecido Hugo Chávez y sus adversarios vive sus horas más bajas tras la caída de algunos de sus más importantes guerreros.
Nombres propios como los de Leopoldo Castillo o Jesús «Chuo» Torrealba en el lado opositor o Mario Silva y Alberto Nolia en el oficialista han desaparecido de la primera línea de batalla dejando claro que sin Chávez tampoco los medios volverán a ser lo mismo en Venezuela.
Unos acusan al Gobierno de Nicolás Maduro de querer apoderarse omnímodamente de todo lo que ocurre en los medios, otros aseguran que el modelo de polarización en prensa, radio y televisión está agotado, pero lo que es cierto es que Globovisión, el medio estrella de la oposición, ha dejado de ser lo que era.
El grupo empresarial que este año adquirió Globovisión dejó claro desde el primer momento que el canal dejaría de ser una tribuna opositora para convertirse, dijo, en una tribuna informativa.
Dejó de dar cobertura continua al líder opositor Henrique Capriles, como hace el canal estatal VTV con Maduro, y el también gobernador de Miranda (centro) creó su pantalla de televisión en internet Capriles.tv.
Esta semana, Capriles llamó a activar todas las redes sociales «frente a la censura que impone el gobierno corrupto y presiones a medios y periodistas».
Varios periodistas de Globovisión anunciaron su renuncia en los últimos días, entre ellos, Leopoldo Castillo, María Elena Lavaud, Gladys Rodríguez, Roberto Giusti y Román Lozinski, denunciando que en el canal se ha pasado de la promesa del equilibrio a la «censura a noticias y programas».
Giusti considera que el Gobierno modificó su forma de hacerse con los medios opositores y ahora actúa a través de lo que, en su opinión, son empresarios afines.
Si en 2007 «se apropió de la señal de Radio Caracas Televisión (RCTV) en términos casi que brutales» con la no renovación de su licencia, con Globovisión fue «un poco más refinado y cuidando los extremos legales», dijo a Efe Giusti.
Según indicó, los nuevos propietarios comunicaron a los trabajadores su intención de buscar «un equilibrio, (…) hacer un periodismo que no se había hecho», lo cual era «cierto», dijo Giusti, debido al veto impuesto por Chávez al canal.
Sin embargo, «ese equilibrio y ese contraste no cayó bien en el Gobierno», dijo Giusti, al recordar que Maduro dijo recientemente que Globovisión seguía siendo «la misma». La respuesta ha sido que «se pasó de una transición gradual a una transición brutal» hacia el nuevo modelo, señaló.
El ya expresentador de Globovisión cree que la guerra en la televisión ha pasado a mejor vida y «la batalla se ha apaciguado porque los actores han sido neutralizados o han sido simplemente comprados».
Este nuevo panorama supone el fin también de una lógica de lucha en los medios impuesta por Chávez, quien buscaba en el antagonismo con Globovisión un argumento para sus políticas.
«Chávez necesitaba además ese estado de pugnacidad permanente, de crispación nacional, porque eso abonaba su terreno, me imagino que estos (el nuevo Gobierno) pretenderán ahora completar la tarea y convertir esto en una especie de Cuba», dijo Giusti.
Para el periodista y exdiplomático Vladimir Villegas, conductor de un programa en Globovisión, el canal «vive un proceso de transformación y como tal eso ha generado que algunos colegas no se sientan identificados con esos cambios».
Asegurando que él no ha tenido «ninguna limitación, ninguna orden» que le ponga en «un conflicto ético en lo personal», recordó a Efe que en el canal «había una cultura y una forma de hacer las cosas» que está cambiando.
«Yo creo que la gente está cansada de la confrontación, creo que la gente no quiere seguir viendo los medios como elemento estimulante de la confrontación, creo que la sociedad está reclamando una vuelta de los medios de todos, a su rol como canales de información, a todos», dijo.
En ese proceso aún «no hemos visto todo lo que queremos ver» en el caso del canal del Estado, puntualizó.
Tampoco sectores del chavismo están de acuerdo con lo que ven, pero por la salida de Silva, en medio de un escándalo por una grabación en la que descalificaba a algunos actores del oficialismo, y Nolia sacado de VTV tras manifestar públicamente su oposición a las medidas contra el libre porte de armas aprobadas por el Gobierno.
«Muchos nos preguntamos ¿Con qué contaremos mediáticamente para confrontar a la oposición en la próxima contienda electoral que se avecina? Sin Mario con su Hojilla, Sin Nolia con sus Papeles de mandinga, Earle Herrera y su Kiosco Veraz», indicó la columnista Elizabeth Valdiviezo en el sitio web chavista Aporrea sobre algunos de los programas estrellas en la «guerra comunicacional».
Maduro dio el jueves una respuesta. «Vamos al combate a las redes sociales, en Twitter y Facebook con la verdad; desde ya, quien no tenga un Facebook o Twitter que lo abra y vamos al combate en las redes», dijo, coincidiendo con Capriles.
EFE