Un año después de la explosión que dejó 40 muertos en la mayor refinería venezolana, el gobierno denunció que la causa fue un «sabotaje» de la oposición, que de su lado denuncia deficiencia en instalaciones petroleras por falta de inversión.
«Hay elementos ciertos objetivos y científicamente comprobables que demuestran que nuestra industria petrolera fue nuevamente saboteada y a partir de ahí la tragedia terrible que tuvo un tan alto y doloroso costo en vidas humanas», afirmó Rafael Ramírez, presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y ministro de Energía, en un acto en el complejo, en el estado de Falcón (noroeste).
«La hipótesis que tiene un 99% de posibilidad de ocurrencia es el sabotaje (…) existe una extrema derecha que está empeñada en teñir de sangre nuestro suelo patrio», añadió Ramírez ante trabajadores del complejo.
El 25 de agosto de 2012, una explosión en el complejo de Amuay, que refina 645.000 barriles diarios, desató una onda expansiva que redujo a cenizas parte de las instalaciones, viviendas y comercios de los alrededores, con 40 víctimas fatales y decenas de heridos.
«Se comprobó: fue un sabotaje de sectores desesperados porque creían que incendiando una refinería le ganaban las elecciones a (al fallecido presidente Hugo) Chávez», dijo Maduro la noche del sábado en un acto público en las afueras de Caracas.
Las causas de esta tragedia, una de las mayores ocurridas en instalaciones petroleras de Venezuela, aún siguen sin conocerse en profundidad, aunque el gobierno mantiene su acusación de que fue una acción intencional realizada por sectores de la oposición.
El estallido ocurrió cuando Venezuela estaba en campaña para las elecciones del 7 octubre de 2012, que el entonces presidente Chávez ganó con una ventaja de 11 puntos porcentuales sobre el líder opositor Henrique Capriles para lograr un cuarto mandato, pero cinco meses despues murió víctima de un cáncer.
Tras el incendio, que se prolongó cuatro días, las primeras indagatorias apuntaron a que una fuga de gas provocó un llamarada en nueve tanques de combustible, lo que desató la devastadora onda expansiva.
«Las pruebas (del sabotaje) se mostrarán en los próximos días, son de una investigación técnica internacional (…). Esta derecha no tiene escrúpulos para hacerle daño a la patria», añadió Maduro la noche del sábado.
«¿Hay alguien que se crea las barbaridades que dice Nicolás?», cuestionó en su cuenta de twitter Capriles, gobernador del estado de Miranda (norte), y que fue derrotado por Maduro en la elección del pasado 14 de abril por una diferencia de 1,49 puntos porcentuales, resultado que el opositor desconoce y atribuye a un fraude.
El pasado jueves la oposición presentó un informe sobre el estallido en Amuay, que atribuyó a la «negligencia gerencial producto de ausencia de inversiones y mantenimiento». Según el documento, suman al menos 38 incidentes en refinerías venezolanas en el último año.
En los últimos meses se han registrado distintos siniestros menores en instalaciones petroleras de Venezuela, entre ellos una llamarada en Amuay, el pasado 20 de agosto, ocasionada por un rayo y que no dejó daños graves ni víctimas.
Según cifras oficiales, Amuay refina 645.000 barriles diarios (b/d) de crudo y Cardón, la refinería adjunta que forma parte del mismo complejo, unos 310.000 b/d.
Venezuela, el país con las mayores reservas de crudo en el mundo, tiene en el petróleo su principal fuente de ingresos.
AFP