Si bien las actuaciones de la Major League Baseball han representado un decidido ataque contra el dopaje, queda mucho por saber si las investigaciones llevarán realmente a la erradicación del problema
Ya con unos días para procesar el bombazo de las suspensiones resultantes de la investigación de la Clínica Biogénesis por Major League Baseball, llaman la atención algunos puntos con el tema del dopaje en el beisbol.
Primero, con la agresividad de MLB en su investigación y la severidad de los castigos -ni hablar de imponer sanciones sin pruebas positivas- el régimen de Bud Selig ha completado su giro de 180 grados en torno a los esteroides.
Hay que recordar que hace 15 años, en medio de la magia de la competencia entre los jonroneros Mark McGwire y Sammy Sosa, fueron muy pocos los que hablaron en voz alta sobre la presencia de los esteroides, con todo y el increíble auge de jonrones en las Grandes Ligas y, más asombroso, aún después de que un reportero descubriera un frasco de Androstenedione en el casillero de McGwire.
La fiesta jonronera y de toleteros fornidos de manera casi ridícula continuó unos años más, pero en el 2002 por fin el sindicato aceptó un programa de pruebas por esteroides en el nuevo acuerdo colectivo con los dueños. De ahí surgió la serie de pruebas positivas del 2003 (anónimas hasta el 2009) y la implementación de pruebas oficiales al año siguiente.
Pero no fue hasta el 2005, cuando Selig tuvo que soportar la humillación de ser convocado al Congreso de Estados Unidos y ser criticado fuertemente en el Capitolio, que MLB se puso en serio con el tema del dopaje. El Informe Mitchell del 2007 -por más limitado que haya sido- fue un esfuerzo admirable de revelación y autocrítica, algo jamás visto en los otros deportes principales de norteamérica.
Los resultados se han visto con los números. No se ve ni una fracción de los cuadrangulares que se conectaron entre 1998 y el 2002. Hay más pitcheo, más velocidad y, en sentido general, vemos un juego más parecido al que se jugó durante muchas décadas del Siglo XX.
El segundo punto preocupa más. Si hubo tantos suspendidos (y casi todos reconocieron su error), ¿por qué no se vieron más pruebas positivas? Si todos estos peloteros en algún momento se doparon, ¿se puede decir que se escaparon de la detección del programa de MLB? Claro que sí.
Si Porter Fischer no se hubiera desencantado con Tony Bosch como socio, el periódico Miami New Times no hubiera dado su “palo” en enero con el reportaje sobre Biogénesis, lo que desató la investigación de MLB. Entonces, los suspendidos ahora pagan el precio no por salir positivos en pruebas, sino por estar vinculados a la clínica.
De ahí surge la siguiente interrogante: ¿cuántos ligamayoristas más se han dopado sin salir positivos en pruebas, con médicos, clínicas o allegados que simple y llanamente no han sido revelados por un periódico semanal?
Eso es exactamente lo que sucedió con el Informe Mitchell. Dicho trabajo se basó básicamente en tres fuentes: la investigación federal de la clínica BALCO (Barry Bonds, Jason Giambi y otros atletas del área de la bahía en California), Kirk Radomski (clubhouse de los Mets) y Brian McNamee (clubhouse de los Yankees). Si un jugador no pertenecía a ninguno de estos tres lugares, no había manera de descubrirlo como consumidor de esteroides. ¿Quién sabe cuántos peloteros se escaparon de la red del Informe Mitchell? Y ahora no sabemos cuántos más se han dopado en el presente, simple y llanamente porque nadie le informó a un periódico sobre sus suplidores, como en el caso de Biogénesis.
El último punto es sabido por todos. Se dice que los médicos y los químicos dedicados al dopaje en el deporte siempre le llevan uno o dos pasos a las entidades regidoras de las diferentes ligas. El caso de Biogénesis parece confirmar esa idea. Lo que inició como una venganza de un socio a otro en un negocio mal manejado terminó creando este escándalo de mayores proporciones para MLB.
¿No deben ser las pruebas del mismo programa antidopaje lo que revela el consumo de sustancias prohibidas? ¿Cuántas figuras como Tony Bosch existen ahora, y con cuáles peloteros?
La disculpa de Braun
El jardinero de los Cerveceros de Milwaukee Ryan Braun emitió un comunicado de prensa en donde se disculpa por el uso de sustancias para mejorar el rendimiento (PED’s por sus siglas en inglés) el jueves, un mes después de haber sido suspendido por las Grandes Ligas por sus vínculos con el escándalo de la clínica Biogenesis.
«Me quiero disculpar por mis acciones y proveer detalles más específicos de lo que hice y la razón por la que merecía ser suspendido. Nadie más tiene la culpa, excepto yo», dijo Braun en un comunicado dado a conocer por los Cerveceros.
«Mi familia, mis compañeros, la organización de los Cerveceros, mis amigos, agentes y consejeros no tenían conocimiento de estos datos, y nadie más debe ser culpado, excepto yo. Aquellos que pusieron su cabrza por mi deben estar avergonzados por mi comportamiento. No tengo palabras para expresar cuan arrepentido estoy por esto».
Braun dijo que utilizó una crema no especificada y pastillas en el 2011 en su intento de volver a juego tras una lesión. Tildó esa acción como un «gran error» por el que estoy «profundamente avergonzado».
Además Braun se disculpó personalmente con Dino Laurenzi Jr., el recolector de muestras que estuvo a cargo de manejar la prueba que Braun logró que no se usara para castigarlo en un proceso de apelación antes del entrenamiento primaveral en el 2012.
«En ese momento, no quería creer que yo había utilizado una sustancia prohibida», dijo Braun en el comunicado. «Pienso que fue la combinación de sentimientos y un enojo injustificado lo que me llevó a actuar de la manera en que lo hice. Me sentí ofendido y atacado, pero mirando todo ahora desde lejos, era yo el que estaba errado. Me siento avergonzado de haber dicho y hecho lo que sentía que era necesario para defender lo que era mi versión nublada de la realidad. Estoy comenzando el proceso de tratar de entender la manera en la que respondí, lo que al día de hoy sigo lamentando. No hay excusa para nada de esto».
Tejada no se va
MLB suspendió, el sábado, al veterano Miguel Tejada, de Kansas City, por 105 partidos por arrojar positivo a anfetaminas en un control antidopaje. La suspensión del JMV de la Liga Americana en 2002 es efectiva de inmediato, anunció las mayores en un comunicado.
«Admito que cometí un error. Pero quiero que la gente entienda una cosa: no estaba consumiendo una droga para tener ventaja en el juego, ni ser más fuerte o pegar más cuadrangulares», dijo al periodista de espndeportes.com, Enrique Rojas. «Deseo pedir disculpas a mis compañeros de equipo, a la organización de los Reales y a los fanáticos de Kansas City».
Tejada, se había quedado con el puesto de intermedista regular de los Reales desde la pausa del Juego de Estrellas hasta el sábado, cuando se lastimó la pantorrilla derecha en una jugada defensiva. Kansas City lo colocó en la lista de lesionados por 15 días y luego lo pasaron a la de 60 días, inactivándolo por el resto de la temporada.
El toletero quiso dejar en claro que la sustancia a la que dio positivo, Adderall, la necesita para su diario vivir. «He usado Adderall por los últimos cinco años y tenía permiso de los médicos de MLB. Sin embargo, mi último permiso expiró 15 de abril y no quisieron extendérmelo. Sabía que sin permiso me arriesgaba a romper las reglas, pero al mismo tiempo, no podía dejar de usar el medicamento porque sufro de Desorden de Déficit de Atención. No es un vicio, es una enfermedad».
Es lamentable que las cosas hayan pasado así, pero quiero que la gente este clara sobre mi padecimiento, que afecta a muchos. Cuando no tomo el medicamento, no me puedo enfocar correctamente, e incluso olvido cosas con mucha facilidad», aclaró
La suspensión de Tejada es la tercera más larga impuesta MLB sin que sea de por vida, detrás del castigo pendiente sobre Álex Rodríguez de 211 juegos este año y los 119 juegos que se le impusieron a Steve Howe en 1992.
A pesar del castigo, Tejada dijo que no planifica retirarse del beisbol, y que tratará de conseguir contrato para el próximo año, cuando le quedaran por cumplir 64 partidos adicionales antes de poder volver a juego.