La palabra que designa un objeto puede hacer que seamos más capaces de detectar ese objeto con la vista, según una reciente investigación.
Y ese hallazgo sugiere que el lenguaje tiene un rol importante en la forma en que percibimos el mundo. Así lo sostienen Gary Lupyan y Emily Ward, autores de un estudio publicado en Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
«Este experimento demuestra que el lenguaje afecta una parte central de la percepción», dice Lupyan a BBC Mundo.
Para su investigación, Lupyan y Ward utilizaron una técnica denominada «flash continuo de represión». En cada una de muchas pruebas, se mostró a los participantes la imagen de un objeto sólo en un ojo.
«Usamos imágenes de objetos comunes y animales –dibujados y en fotografías– y en el otro ojo mostramos sólo ruido visual parpadeante, garabatos», explica Lupyan, investigador de la Universidad de Wisconsin.
Como resultado, ese ruido visual en movimiento y de alto contraste domina y oculta la información visual que llega al otro ojo. «Es una técnica muy útil para entender el procesamiento visual porque cuando las personas no tienen conciencia de una imagen parece que el procesamiento neuronal en el sistema visual la reprime en un nivel bastante básico.»
Y los investigadores estaban «interesados en ver si el conocimiento o el lenguaje podían contrarrestar esa represión».
Ayuda o distracción
Justo antes de mirar a esta combinación de líneas parpadeantes e imágenes de objetos, los participantes escuchaban o bien la palabra que designaba el objeto oculto, o una palabra diferente, o nada.
Luego, se les preguntaba si habían visto algo.
Y lo que hallaron, después de cientos de estos ejercicios, fue que cuando oían la palabra que se correspondía con el objeto que luego les mostraban solapado por el ruido visual, había más probabilidades de que los participantes vieran algo.
Y no sólo eso. También observaron que cuando escuchaban una palabra distinta, tenían menos probabilidades de detectar la imagen en cuestión.
«En algunas de las pruebas, las mismas personas no escuchaba ninguna palabra y veíamos cómo lo hacían, y lo comparábamos estadísticamente con las veces en que escuchaban la palabra correcta y cuando escuchaban la palabra incorrecta», detalla Lupyan en conversación con BBC Mundo.
Lo que hacía la palabra, sostienen los autores del estudio, es hacer que el objeto «salte» a la vista. Pero cuando la palabra no coincidía, lo que hacía era ocultarlo aún más.
Expectativas
De acuerdo con Lupyan, el leguaje establece una serie de expectativas que determinan cómo se procesa la información que entra a través de la visión.
«Si el objeto que se muestra coincide con esas expectativas, entonces se mejora la percepción. Si no coincide con estas expectativas, si esperaban una cosa de forma redonda y lo que obtienen es digamos una jirafa, entonces la percepción se inhibe», agrega el investigador.
Entonces, si a este nivel de percepción el lenguaje mejora la habilidad de detectar algo, Lupyan sospecha que también podría tener una influencia en los otros sentidos.
«Hay un montón de trabajos anteriores sobre la visión, y hemos descuidado el rol del conocimiento y las expectativas en otras modalidades, especialmente en el olfato y el gusto.»
En todo caso, dice Lupyan, «estudios como este muestran que el lenguage es una herramienta poderosa para dar forma a los sistemas perceptivos».
Y en el caso de la vista, lo que percibimos parece estar definido por lo que sabemos y lo que esperamos ver.