La mayoría de nosotros sabemos que el azúcar debe ser consumido con moderación. Pero muchos la ingerimos más de lo que pensamos. Puede llegar a sorprender la cantidad de comidas y bebidas donde se «esconde».
Con frecuencia las fábricas agregan azúcar a las comidas para que sepan mejor. Cuando se retira la grasa de una carne procesada, por ejemplo, se le agrega azúcar para ayudar a disimular el sabor soso.
Debido a esto, muchos de los productos que vemos como sanos -como el yogurt, barras de granola, productos bajos en grasa y agua con sabor a frutas- pueden, de hecho, tener mucha más azúcar de lo que nos damos cuenta.
Al igual que la sal, el «azúcar añadida» ayuda a extender la vida de algunos de los alimentos, como el pan, los cereales y las frutas y vegetales enlatados.
A los especialistas les preocupa que esto haga que sea muy fácil ingerir más azúcar de la que nuestro cuerpo puede manejar, debido a que no siempre nos damos cuenta de que la estamos consumiendo.
¿Qué pasa si comes mucha azúcar?
El azúcar no es intrínsecamente mala para uno, es la cantidad y la frecuencia con la que la consumimos lo que importa.
Cuando comemos, los azúcares se descomponen en glucosa y fructosa, las cuales son absorbidas por nuestro torrente sanguíneo. Una vez que la fructosa llega al hígado, también se convierte en glucosa.
Esta es la razón por la que comer demasiada azúcar repetidas veces puede producir sobrepeso, e incluso obesidad, cuando se combina con un estilo de vida sedentario.
Aquí hay otros problemas de salud que se pueden originar si comemos demasiada azúcar:
- Diabetes: el exceso de azúcar puede llevar a la obesidad, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Aquellos con esta enfermedad no producen suficiente insulina y tampoco son suficientemente sensitivos a la que se ha producido. Los niveles de azúcar en la sangre no se regulan con propiedad lo que da sed y cansancio a corto plazo, y daño en los vasos sanguíneos, nervios y órganos a largo plazo, si no se trata a tiempo.
- Enfermedades cardiovasculares: la obesidad también dispara la presión arterial y los niveles de colesterol «malo», al mismo tiempo que baja los del colesterol «bueno». Todo esto contribuye a aumentar el riesgo a desarrollar enfermedades del corazón.
- Esteatosis hepática: el exceso de azúcar se puede acumular como grasa en el hígado. Esta enfermedad de hígado graso está vinculada a un incremento del riesgo a diabetes e incluso cáncer de hígado.
- Caries: cuando consumimos alimentos azucarados, la bacteria de nuestra boca rompe los carbohidratos y produce ácidos que disuelven los minerales del esmalte del diente. Cuanto más tiempo esté el azúcar en contacto con el diente, más es el daño que puede causar la bacteria. Si se deja sin tratar, esto puede ocasionar dolor, infección y la pérdida del diente.
- Mal humor: las comidas azucaradas como los chocolates, tortas y galletas han sido etiquetadas por el sistema de salud británico NHS como «las comidas del mal humor». Ellas te pueden dar una explosión rápida de energía al ocasionar un incremento agudo del azúcar en la sangre. Pero cuando caen los niveles, también puede hacerlo tu estado de ánimo. Este ciclo te puede hacer sentir irritable, ansioso y cansado.
¿Cómo puedo saber si estoy comiendo azúcar disfrazada?
Saber cuánta azúcar hay en tu comida o bebida puede ser confuso pues tiene muchos disfraces; como la sacarosa, glucosa, fructosa y miel.
En muchas partes del mundo los fabricantes de alimentos no están obligados a separar en sus etiquetas de información nutricional los azúcares añadidos de los que ocurren de forma natural, pero se puede averiguar cuánto azúcar total tiene un producto fijándose en el renglón que dice » carbohidratos (de los cuales azúcares)».
Más de 15g de azúcar total por cada 100g significa que tiene un alto contenido de azúcar. Mientras que 5g de azúcar o menos por cada 100g significa que el contenido de azúcar es bajo.
Con información de bbc.co.uk