John McCain y Lindsey Graham, salieron de una reunión en la Casa Blanca convencidos de que el presidente está dispuesto a hacer más que simplemente lanzar misiles de crucero, buscando alentar a la oposición siria
WASHINGTON. Los esfuerzos del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por convencer al Congreso para que apoye su plan de atacar Siria enfrentaron el lunes escepticismo de legisladores de su propio Partido Demócrata, quienes expresaron sus temores de que Washington sea arrastrado a un nuevo conflicto en Oriente Medio.
Pero de todas formas Obama pareció haber logrado ciertos avances, dado que dos influyentes senadores republicanos, John McCain y Lindsey Graham, salieron de una reunión en la Casa Blanca convencidos de que el presidente está dispuesto a hacer más que simplemente lanzar misiles de crucero, buscando alentar a la oposición siria.
McCain, que por largo tiempo ha estado a favor de una postura más firme respecto a Siria, dijo que si Estados Unidos no obtenía la autorización del Congreso para atacar a las fuerzas del presidente sirio, Bashar al-Assad, el escenario sería «catastrófico».
«Si el Congreso rechaza una resolución como esta después de que el presidente de Estados Unidos ya se comprometió a tomar acciones, las consecuencias serían catastróficas», dijo McCain a periodistas después de la reunión en la Casa Blanca.
La abrupta decisión de Obama de detener los planes de una ofensiva militar contra las fuerzas de Assad y de esperar por la aprobación del Congreso ha generado un creciente debate, justo en momentos en que el mandatario se prepara para viajar a Suecia y a Rusia esta semana.
Apoyados en evidencia dicen que demuestra que el Gobierno sirio mató a más de 1.400 personas con el agente nervioso gas sarín, los altos asesores de seguridad de Obama presentaron sus argumentos ante los miembros demócratas de la Cámara de Representantes en una teleconferencia, pidiéndoles que respaldaran la propuesta del presidente.
El argumento de la Casa Blanca se basó en que Siria debe ser castigado por el ataque con armas químicas del 21 de agosto y que está en juego la integridad de una prohibición internacional al uso de este tipo de armamento.
Además, los asesores hicieron hincapié en la necesidad de salvaguardar los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y de aliados como Israel, Jordania y Turquía.
Siria ha culpado a las fuerzas rebeldes por el ataque.
• Persiste desacuerdo
Tal como ocurre con la mayoría de asuntos que involucran al Congreso, existe un profundo desacuerdo sobre la forma de proceder, puesto que algunos legisladores están preocupados de que Estados Unidos se vea envuelto en otro conflicto en Oriente Medio pese al compromiso de Obama de lanzar un ataque limitado.
Las dudas en el Congreso reflejan la cautela presente entre los estadounidenses, que rechazan la idea de involucrarse en Siria.
El representante Chris Van Hollen, demócrata influyente, dijo que la retórica de la Casa Blanca en su pedido al Congreso por autorización contaba con un «final demasiado indefinido» que podría generar una intervención prolongada en Siria, donde más de 100.000 personas han muerto en los más de dos años de guerra.
«No existen límites para desplegar soldados estadounidenses en terreno. No existe final» en la resolución, dijo. «El borrador presentado por el Gobierno es demasiado general, provee una suerte de cheque en blanco al ejecutivo», sostuvo.
Obama debe reunir aprobación entre los legisladores con tendencia relativamente izquierdista, especialmente en la Cámara baja, donde demócratas liberales y muchos republicanos del «Tea Party» conservador se oponen a una acción militar en Oriente Medio.
Se espera que el Senado liderado por demócratas apruebe la ofensiva militar de Estados Unidos, pero una eventual negativa por parte de McCain y Graham sería un importante revés al amplio espectro de influencia de Obama en el Congreso en torno a Siria.
Buque ruso zarpa a Siria
Rusia anunció este lunes el envío de un buque de guerra a las costas de Siria para recabar información sobre el conflicto, mientras refutaba las pruebas presentadas por EE. UU. sobre el supuesto uso de armas químicas por el régimen de Bachar al Asad.
«El domingo por la noche, (el buque de reconocimiento) «Priazóvie» salió hacia su destino en el Mediterráneo oriental. La tripulación del navío debe cumplir una misión relacionada directamente con su función: recoger información operativa en la zona de la escalada del conflicto», informó una fuente diplomático-militar rusa a la agencia Interfax. El buque no se sumará a la flotilla de la Armada rusa que opera de forma permanente en el Mediterráneo desde junio pasado, sino que cumplirá una misión ordenada directamente por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de este país.
Agencias