Lamentablemente en nuestro país, importamos casi un 70 por ciento de lo que consumimos. Cuando comemos unas caraotas, no sabemos de dónde provienen. La cacareada Seguridad Alimentaria se ha convertido en incertidumbre alimentaria, hoy hay harina de maíz, mañana no se sabe. Un día consigues pasta dental y al otro día no hay papel higiénico
Mientras un gran número de personas atribuyen el alza en los precios de los artículos de la cesta básica a la especulación, otros ya han comprendido que los productos regulados se convierten en los más caros, simple y llanamente porque no se consiguen.
La escasez de productos de primera necesidad se ha agudizado en los últimos días. Es insólito que la agenda del día incluya recorrer un gran número de supermercados, abastos, buhoneros para poder obtenerlos.
Antes, me comentaba un ama de casa en una de las largas colas en un establecimiento comercial, se hacía mercado semanal o quincenal y llevaba todo para la casa, hoy, prácticamente que todos los días hay que andar a la “caza” de esos productos de la canasta básica.
No es una exageración, habría que preguntarse cuántas horas se pierden en ese recorrido, cuánto estrés genera la búsqueda, cuánta incertidumbre y hasta violencia.
Lamentablemente en nuestro país, importamos casi un 70 por ciento de lo que consumimos. Cuando comemos unas caraotas, no sabemos de dónde provienen. La cacareada Seguridad Alimentaria se ha convertido en incertidumbre alimentaria, hoy hay harina de maíz, mañana no se sabe. Un día consigues pasta dental y al otro día no hay papel higiénico.
Los controles se han convertido en un sistema perverso para el país, perjudican directamente al consumidor, por un lado se encarecen los precios y por el otro se genera escasez.
El gobierno en su empeño por ocultar el fracaso de sus políticas económicas y fiscales, apela a los controles una medida absolutamente populista e insostenible. Basta ver los anaqueles para percatarse de la escasez.
Es lamentable que los consumidores no puedan elegir la marca de su preferencia, debido a que los comercios no pueden vender productos que no les permite obtener ningún margen de ganancia, por lo que hay que adquirir lo que se consiga y al precio que sea.
La ausencia de variedad de productos también obedece a que muchos han dejado de producir porque no hay ganancias, reduciendo considerablemente la oferta.
La escasez lamentablemente no es solo en el rubro de los alimentos, se registra también en los medicamentos, conseguirlos se ha convertido en una pesadilla, es una calamidad debido a que en muchos casos la vida de una persona depende de un fármaco. Hay casos ilustrativos, una caja de pastillas para controlar problemas de tiroides, tiene un costo de 5 bs, se puede inferir que ni siquiera el empaque puede costar ese precio.
Definitivamente los controles de precios deben ser revisados, hay que buscar un mecanismo distinto porque es inconcebible que no podamos comprar la cantidad que necesitamos, las marcas de nuestra preferencia, producto de las malas políticas.
Coordinador Nacional de GENTE “Generación Independiente”
Noel Álvarez / Twitter: @alvareznv