Matt Adams salvó a Cardenales con 2 cuadrangulares en maratón de 16 innings y excelente pitcheo
Suele decirse que juegos intensos y extendidos -como el de antenoche en Cincinnati-, se resuelven por un error o un jonrón. La segunda de estas opciones, a través del bate de Matt Adams, se produjo el miércoles para resolver el duelo entre Cardenales y Rojos.
El desarrollo correspondió a la expectativa de una serie -que termina hoy- con carácter casi decisivo. Especialmente para los de Cincinnati, que luego de ganar los dos primeros juegos optaban repetir para colocarse a tiro de su rival. En cambio, quedaron como al comienzo, a 3 y medio de la punta y a 2 de él, que aprovechó el revés del puntero Pittsburg para avanzar a uno. Y es una lucha significativa para el título de la división del Centro e incluso para el comodín de la Liga Nacional.
Ocho lanzadores utilizó San Luis para ganar 5-4. Siete pasaron por la lomita de Cincinnati. Y en general estuvieron dominadores, desde los abridores Miller y Arroyo. El primero transitó 5.2 entradas con 6 hits y 3 carreras, el segundo 7.0 con 7 y 3, pero quiso el destino que la carrera del empate (sucia) entrará por un error en tiro del inicialista Votto.
Los Cardenales utilizaron luego a Choate, Siegrist, Freeman, Axford, Lyons, Mujica y Martínez. Los Rojos a LeCure, Duke, Chapman, Hoover, Simón y Ondruzek. El venezolano Edward Mujica lanzó el 14, permitiendo 2 hits y el empate (Adams había dado ventaja con cuadrangular frente a Simón), perdiéndose su tercera oportunidad de salvado en 41. Ganó el dominicano Carlos Martínez, luego de cumplir par de episodios con hit, boleto y ponchado, perdió Ondruzek, víctima del segundo estacazo de Adams.
Cincinnati volvió a valerse, ante Mujica, del “efecto Hamilton”. Por segundo día consecutivo, y también luego de sencillo de Ludwick, el novato Billy Hamilton fue llamado a correr. Otra vez robó segunda y otra vez anotó, ahora por rolling de hit de Choo sobre la segunda, empatando el juego a 4.
En el 15º, en cambio, los Rojos perdieron una buena oportunidad de liquidar el encuentro. Fue cuando, con Choo en tercera y dos outs, Heisley intentó tocar y, al fallar, el surcoreano (que había arrancado hacia home) fue cazado entre bases. El manager Baker negó que hubiera ordenado squeezze-play, simplemente el bateador vio al antesalista alejado y quiso sorprender, seguramente falto de confianza por sus seis turnos sin hits.
En realidad, los Rojos se perdieron en la inefectividad del corazón de su bateo, pues Votto, Bruce y Heisley se fueron de 19-0, y el equipo estuvo 5.1 innings sin conseguir imparables.
Adams, en cambio, se tomó muy en serio su suplencia del lesionado Allen Craig. Y no contento con el cuadrangular del 14o, al tomar turno otra vez volvió a “irse para la calle”, despositando la pelota en el right-center para hacer bueno el dicho de que “por error o jonrón…”
Los Piratas fueron detenidos en su carrera por Milwaukee, 4-3, y su ventaja se redujo a un juego sobre Cardenales. En el Oeste de la Americana, Oakland volvió a vencer a Texas, apaleándole 11-5 para provocar un nuevo empate en el primer lugar (80-59). Y en el Este, mientras Boston aplastaba a Detroit (ambos son líderes cómodos), los Yankees superaban 6-5 a los Medias Blancas con el salvado 41 de Mariano Rivera, y seguían soñando con el comodín, del cual le separan 2 juegos y medio. Lo que tiene un episodio crucial en la serie que anoche iniciaban con los Medias Rojas, aspirando que estos hubieran agotado la pólvora despues de 19 imparables que incluyeron un grand slam de Middlebrooks y par de cuadrangulares del Bib Papi” que llegó a los 2.000 hits.
Armando Naranjo / donarmandonaranjo@gmail.com / @DonArmandoN