La reciente denuncia, formulada por el Presidente Maduro, del denominado plan de ”colapso total” que auspicia el gobierno del felón Obama que, a ojos vistos, es el mismo plan que han venido instrumentando los imperialistas desde la instauración del gobierno bolivariano, sólo que ahora se asoma repotenciado ante la falsa hipótesis de que con la no presencia física del Comandante Chávez, ahora sí, sería factible tronchar el proceso bolivariano
Los eventos, realizados en Caracas, para conmemorar los 40 años del derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular de Chile sirvieron para enmarcar, situar, con perfecta nitidez lo que viene aconteciendo en nuestro país, en cuanto a los propósitos que persiguen, quienes desde el primer día pretendieron, y pretenden, truncar el proceso transformador bolivariano que se viene desarrollando en nuestro país, liderado por el Comandante Chávez, en su primera etapa, y, ahora, conducido por el Presidente Nicolás Maduro.
En efecto, como ya ha quedado suficientemente demostrado, testimoniado en los propios documentos desclasificados del Departamento de Estado estadounidense, el derrocamiento y consecuencial muerte del Presidente Mártir, Salvador Allende, fue producto de la orquestación de una estrategia que, si bien, concebida y delineada desde oficinas de la capital del imperio, Washington, le cupo, en ella, a la derecha local chilena el deshonroso papel de marioneta ejecutora de un plan que generó muerte y desolación, bajo una feroz dictadura, al pueblo chileno.
Esa estrategia pasaba por la orientación que trazó, el desprestigiado, y luego defenestrado, Richard Nixon, presidente estadounidense para aquel entonces, (comienzo de la década de los setenta),: “hacer que chille la economía chilena”, para lo cual era imperativo el desquiciamiento económico, propiciando el desabastecimiento de productos básicos, el sabotaje en servicios públicos y privados, como el del transporte pesado, vital para el funcionamiento de la vida social chilena, la manipulación mediática y la generación de un coas inducido; propiciando de esta manera, sobre todo en los sectores medios de la sociedad, una sensación de ingobernabilidad, incubadora de la necesidad de un nuevo gobierno que reencausara el rumbo del país; al contar con una alta penetración en las fuerzas armadas, particularmente, en el alto mando militar, felón y traidor, se amasó un ambiente propenso para desencadenar un golpe de estado fascista que produjo miles de compatriotas chilenos muertos o desaparecidos y otras decenas de miles detenidos y exiliados.
“Reencausar el país”, en este caso, significaba ponerlo al servicio de los intereses del capital tanto local como transnacional y contener el impulso que habían alcanzado las luchas populares a nivel continental a partir de la experiencia allendista.
Plan “colapso total”
Este marco referencial, recordando a Chile, nos sirve para situar, también, la reciente denuncia, formulada por el Presidente Maduro, del denominado plan de ”colapso total” que auspicia el gobierno del felón Obama que, a ojos vistos, es el mismo plan que han venido instrumentando los imperialistas desde la instauración del gobierno bolivariano, sólo que ahora se asoma repotenciado ante la falsa hipótesis de que con la no presencia física del Comandante Chávez, ahora sí, sería factible tronchar el proceso bolivariano. La desesperación los conmina a llevar a cabo acciones cada vez más audaces.
Veamos si no el siguiente cuadro de circunstancias inducidas:
*** Sabotaje a la industria petrolera, pilar fundamental de la economía nacional.
*** Sabotaje al Sistema Eléctrico Nacional, sostén de la vida productiva y cotidiana del pueblo venezolano.
*** Desabastecimiento de alimentos
*** Acaparamiento de productos básicos para el desenvolvimiento social.
*** Especulación creciente y desmedida, propulsora de la inflación y del costo creciente de la vida.
*** Especulación cambiaria y manipulación monetaria, fomentando mercado negro del dólar paralelo.
*** Paros gremiales, a todas luces, injustificados, como, por ejemplo, el de las universidades autónomas.
*** El contumaz empeño de desprestigiar al país, a nivel internacional.
*** Orquestación de acciones de sicariato apuntando al magnicidio con miras a crear una crisis de ingobernabilidad.
*** Campaña de descrédito a instituciones fundamentales del país: CNE, TSJ, Ministerio Público, Asamblea Nacional, etc.
*** Perversa manipulación mediática, exacerbando los problemas sociales, tergiversando la realidad y fomentando un clima de angustia y de incertidumbre social.
*** Intento de socavar a oficiales de la FANB apuntando a ganarlos para aventuras insurreccionales.
Y, junto con todo este malévolo accionar, aprestándose a participar en el proceso electoral de diciembre próximo, para acumular fuerzas, en función de los cálculos insurreccionales que los animan desde la perspectiva norteña; de allí el carácter plebiscitario que le asignan a estas elecciones.
Apelar al legado de Chávez
Frente a este escenario, el camino para las fuerzas patrióticas y bolivarianas está claro: cerrar filas en torno al gobierno del Presidente Maduro, ganar la mayor cantidad de Alcaldías y Concejalías, consolidar las organizaciones revolucionarias, fortalecer los movimientos sociales y el Poder Popular y enhebrar cada vez más la alianza cívico-militar. En fin, apelar, con entusiasmo e inspiración, al legado de Chávez como guía orientadora para la acción política y estar prestos para la defensa de la revolución bolivariana en cualquiera de las circunstancias que sea menester. Y con la manifiesta disposición de combatir al burocratismo y la corrupción, si acaso, los mayores enemigos que tiene el proceso revolucionario venezolano.
Pitazo de GIS XXI
Una encuesta de GIS XXI, aplicada en varios municipios mirandinos (Brión, Sucre, Guaicaipuro, Plaza, Zamora, Lander e Independencia), en julio de este año, confirma lo que ya se veía venir en otras fuentes: el 47% de la población rechaza la (no) gestión de Capriles y 44% considera como muy buena la gestión del gobierno nacional. CORPOMIRANDA ya comienza a sentirse.
CIDH
La decisión del gobierno venezolano de denunciar el tratado de la Corte Interamericana de Derechos humanos (CIDH), tomada por el Presidente Chávez hace un año y que se hizo efectiva esta semana, está más que justificada; entre otros desaciertos, esta gente, se apresuró a reconocer el gobierno espurio de Carmona.