Manuel se transformó el miércoles de presión en tormenta tropical y avanzaba por el noroeste del país hacia el balneario de La Paz, en la península de Baja California
ACAPULCO. La desesperación se incrementó el miércoles en el balneario de Acapulco con residentes que saquearon al menos un almacén y con miles de turistas que aún aguardaban ser sacados vía aérea, mientras la tormenta Manuel que azotó e incomunicó días atrás al puerto y que ha dejado 60 muertos, volvió a formarse en el Pacífico mexicano.
Manuel se transformó el miércoles de presión en tormenta tropical y avanzaba por el noroeste del país hacia el balneario de La Paz, en la península de Baja California.
El país fue azotado el fin de semana prácticamente de manera simultánea por Manuel por el Pacífico e Ingrid por el Golfo de México, fenómenos que provocaron severas inundaciones, deslaves y caídas de puentes.
El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, dijo el miércoles que la cifra de fallecidos subió de 57 a 60, aunque el miércoles el alcalde la municipalidad de Atoyac en Guerrero, Edilberto Tabares, dijo en Milenio televisión que le reportaron la muerte de 18 personas más en un pueblo remoto de la sierra y que muchas más estarían sepultadas tras un alud.
Atoyac es una municipalidad rural montañosa a unos 70 kilómetros al oeste del puerto de Acapulco.
México aún enfrentaba otra posible amenaza meteorológica. Una baja presión se formó en la Península de Yucatán, en el este del país, que según los expertos podría convertirse en un ciclón en los próximos días.
En Acapulco, balneario turístico del estado sureño de Guerrero, policías estatales resguardaban el miércoles la entrada de una tienda, parcialmente inundada y localizada en una de las principales avenidas del puerto, donde horas antes residentes entraron y se llevaron comida, ropa y en algunos casos pantallas de televisión y algunos aparatos electrodomésticos.
Cientos de personas caminaban entre las aguas estancadas del estacionamiento del almacén en busca de cualquier cosa, comida o bebidas, que los saqueadores pudieran haber tirado. Algunos pedían que se reabriera la tienda.
«Si no podemos trabajar, hay que venir por comida», dijo Anastasio Barrera, un pescador de 60 años que permanecía con su esposa fuera de la tienda. «El gobierno municipal no hace nada por nosotros y el gobierno estatal tampoco», agregó.
Con el aeropuerto cerrado y las autopistas bloqueadas, al menos 40.000 turistas quedaron varados tras haber acudido al puerto a disfrutar de un fin de semana largo con motivo de los festejos del inicio de la lucha de independencia de 1810.
Autoridades continuaron el miércoles la habilitación de algunos vuelos de líneas comerciales y aviones militares para hacer un puente aéreo y sacar a los turistas.
Aeroméxico e Interjet son las dos líneas que han sido autorizadas para enviar aviones al puerto, donde el miércoles el cielo se había despejado.
Miles de personas, varias sudorosas, esperaban formadas fuera de un centro comercial que es utilizado por las autoridades como albergue y punto de encuentro para los turistas que esperan abordar alguno de los aviones.
Fuera del centro comercial, las personas que esperaban en interminables filas por un boleto de avión tenían menos suerte al tener que permanecer bajo el sol que reapareció el miércoles en Acapulco.
El gobierno ha dicho que espera reabrir las carreteras que conectan Acapulco y la ciudad de México lo antes posible, pero varias partes están bloqueadas por lodo, rocas e incluso algunos túneles han colapsado.
Acapulco se localiza a casi 400 kilómetros al suroeste de la capital del país.
La tormenta Manuel se localizaba a unos 145 kilómetros (90 millas) al oeste de Mazatlán, México. Sus vientos máximos sostenidos alcanzaban 65 kilómetros (40 millas) por hora. Se movía lentamente hacia el norte-noroeste, a unos 6 kilómetros por hora (3 millas por hora).