Leo, no sin cierto estupor, que un grupo de personas que se agrupan bajo la denominación de excombatientes del FLN-FALN han propuesto un saboteo a los productos que provengan de Colombia. ¿La razón? Desde ese país se conspira contra la Revolución en Venezuela. Según ellos, Colombia, o su gobierno, son el enemigo y se hace mal al permitir la entrada al país de 600 millones de dólares en productos, en cuanto que las ganancias que de allí surjan, serán utilizadas para continuar financiando la conspiración.
Se refieren, por supuesto, al anuncio que hiciera el Presidente Nicolás Maduro en días pasados sobre las importaciones que harían del vecino país. Agregó otras consideraciones que deben haber agudizado la urticaria de los mencionados ex combatientes.
Sabemos de sobra que tal tipo de pensamiento es absolutamente minoritario en el seno de las fuerzas que respaldan la Revolución Democrática que se desarrolla en el país. Pero no deja de llamar la atención que existan personas tan desenfocadas, mucho más si se trata de mayores de 60 años que además, reivindican su condición, cuando menos, de militantes políticos.
Por lo visto la experiencia de los años les ha pasado por un lado y aun miran los procesos cual si se tratara de adolescentes inexpertos, empezando la vida.
El acuerdo establecido entre los gobiernos de Colombia y Venezuela es claramente ventajoso para ambos. En el caso nuestro, porque la escasez de productos esenciales está erosionando las bases políticas y sociales sobre las cuales se sostiene. Esos productos permitirán un respiro de cara a las próximas elecciones y no puede ser lo mismo, en términos de precio y calidad, traer una res de Corea del Norte o de Bielorrusia, como proponen, entre otras cosas, los excombatientes del FLN-FALN. Además, el Presidente no ahonda en detalles, pero se debe tratar de una línea de crédito mucho más amplia que lo anunciado, arribarán en los próximos días.
Para Colombia también, especialmente para Santos, quien aspira a la reelección y confronta problemas con los productores del campo, entre otras razones, porque a los precios que se están pagando los productos del campo colombiano no compensan la cantidad de trabajo y recursos empleados para producirlos. Situación que ciertamente le cayó de perla a la Farc, pero también a Uribe. En caso de los primeros, las conversaciones de paz continúan, en lo que constituye un giro determinante es su estrategia política, adentrándose en la lucha de masas y desacelerando la lucha armada en lo inmediato y apuntando hacia el camino pacíficos. Uribe Vélez critica a Santos por que, con la negociación, fortalece a los comunistas de Venezuela, enemigos estratégicos, según él, de Colombia.
Como se puede observar los excombatientes del FLN-FALN no entienden ni se han dado cuenta en que época están viviendo y mucho menos que esta revolución es democrática y se valida con votos.
Iván Gutiérrez