Los sobrevivientes se refugiaban el miércoles en albergues improvisados con pedazos de madera y sábanas, un día después que sus casas de adobe se vinieron abajo en un terremoto que ha dejado 285 muertos en el suroeste de Pakistán y que hizo surgir una nueva isla en el Mar de Omán.
Mientras esperaban que la ayuda llegara a los poblados remotos, la gente hambrienta buscaba alimentos entre los escombros. Y la provincia más pobre del país padecía la falta de suministros médicos, hospitales de campaña y otro tipo de asistencia.
El sismo afectó numerosas zonas del distrito de Awaran, donde tuvo su epicentro, dejando a buena parte de la población sin techo.
Casi todas las 300 viviendas de adobe en la villa de Dalbadi quedaron destruidas. Noor Ahmad dijo que estaba trabajando cuando se produjo el sismo y que corrió a su casa, que encontró en el suelo y su esposa e hijos muertos.
«Estoy destruido», dijo. «He perdido a mi familia».
Por lo menos 373 personas resultaron lesionadas, según un comunicado de la Dirección Nacional de Control de Desastres, que dio a conocer las cifras más recientes de fallecidos.
AP