Es humillante, porque no tiene otro calificativo, ver las condiciones en que se encuentran nuestros hospitales, con recién nacidos en caja de cartón o en cestas para ropa, con infraestructura colgante, donde los pacientes son impíamente acopiados en el piso, obligados a llevar hasta la gasa que se usarán en ellos
Leandro Rodríguez Linárez
Estas líneas son escritas con el corazón, con una indignación inenarrable, por lo que no gastaré líneas en tratar de explicarla. Es tan desgarrador observar decenas o cientos de personas haciendo garrafales colas para poder llevar a casa un pollo subsidiado o cosas tan elementales y básicas como leche o papel toilet.
Es tan entristecedor observar como las personas se acostumbraron a escombros arrumados que dicen ser ciudades, sucias, con calles y aceras inservibles, en penumbras, con casas, apartamentos y negocios cuyas fachadas son merecedoras de las ciudades en que reposan, abandonas a la desidia. Es indignante apreciar cómo el venezolano asumió que el servicio de transporte público son busetas o vestigios de automóviles que parecen caricaturas de Zapata, que sí uno no las ve rodando pensaría son manojos amontonados de hierro oxidado.
Es humillante, porque no tiene otro calificativo, ver las condiciones en que se encuentran nuestros hospitales, con recién nacidos en caja de cartón o en cestas para ropa, con infraestructura colgante, donde los pacientes son impíamente acopiados en el piso, obligados a llevar hasta la gasa que se usarán en ellos. El venezolano hoy es un sinvergüenza ¡sí que lo es! porque vivir asediados por los atroces niveles de inseguridad y no exigir vehementemente que ello sea la prioridad a resolver a nuestros gobernantes no tiene otro nombre que ¡sinvergüenzas! así con todos los servicios públicos como la electricidad, agónica. Es horroroso ver el deplorable estado de nuestra educación, con escuelas, liceos y universidades públicas que exhiben la misma apariencia que las cárceles del país, es algo imperdonable que ya está pasando factura a la sociedad… ¿
Y qué hacemos? Sí somos opositores le echamos la culpa al gobierno, sí somos chavistas le echamos la culpa a la derecha y así se nos va la vida, así Venezuela se nos agrava día a día, somos tan pendejos que no nos damos cuenta que la única solución es exigirles resultados a los gobernantes, a todos, que ellos han sido electos para solucionar los problemas sin excusas valederas ¡pero no! Desperdiciamos el tiempo que deberíamos utilizar para estar atentos a las gestiones en atacarnos unos a otros, mientras los gobernantes siguen en sus cargos disfrutando de privilegios, inmunidades y, sobre todo, siendo reverenciados y temidos por un pueblo mendigo, esperando dádivas cuando es el dueño del pan. ¿Cómo no vamos a tener el país que hoy tenemos si nos lo merecemos? Cambiemos carajo cambiemos…