Las tempestuosas relaciones entre Estados Unidos y Venezuela tienen pocas probabilidades de mejorar con Nicolás Maduro al mando del chavismo, movimiento que hace un recurrente uso de denuncias de presuntos complots orquestados desde “El Imperio” para tratar de justificar los fracasos internos, dijo Patrick Duddy, el último embajador estadounidense en el país petrolero.
“Creo que las cosas van a continuar siendo difíciles, ciertamente intermitentemente”, explicó Duddy antes de participar en un panel organizado por la Universidad Internacional de la Florida para analizar los prospectos de una mejora en la relación entre los dos países.
“Y digo eso porque los comentarios que vemos que salen de Venezuela, pronunciados por las autoridades venezolanas, hablan de conspiraciones y atribuyen responsabilidades a ‘El Imperio’ por los problemas sociales que los venezolanos están enfrentando, lo cual es desafortunado y totalmente incorrecto e injusto”, comentó el embajador, quien fue expulsado por Chávez del país petrolero en el 2009.
Duddy agregó que acusaciones como esas en realidad son difíciles de tomar en serio. El chavismo, después de todo, lleva ya más de 14 años en el poder y no hay manera de que pueda responsabilizarse a una tercera parte por los graves problemas que atraviesa el país.
Pero esa postura sí dificulta cualquier intento honesto por tratar de mejorar las tensas relaciones, explicó. “Es muy difícil tratar de mantener abierta una línea de comunicación con cuando la posición por defecto del gobierno venezolano frecuentemente es atribuirle la culpa al gobierno de Estados Unidos por algo que ellos hicieron o por algo que no llegaron a hacer”, comentó Duddy.
Y esa posición por defecto pudo verse el miércoles, luego que Maduro llegara de su viaje a China, sin participar en la Asamblea General de la ONU en Nueva York como estaba previsto. “Decidí en firme continuar el camino hasta Caracas y suspender el viaje a Nueva York para cumplir un objetivo máximo […] que es preservar mi integridad física y preservar mi vida”, dijo Maduro en la noche del miércoles.
El gobernante dijo en televisión pero sin brindar mayores detalles que dos ex diplomáticos americanos, Roger Noriega y Otto Reich, habían conspirado “provocaciones” que lo hicieron cancelar su viaje.
Acusaciones como esas se han vuelto comunes en Venezuela, con Maduro constantemente denunciando planes para asesinarle o de emprender una “guerra económica” que mantiene a los anaqueles de los supermercados vacíos.
Según portavoces del gobierno, incluyendo al propio Maduro, la guerra económica es orquestada por la Casa Blanca y ejecutada por empresarios opositores que buscan acentuar el descontento social con fines desestabilizadores.
No obstante, la mayoría de los economistas del país coinciden en que la crisis económica que atraviesa el país, aun cuando los precios del petróleo continúan por encima de los $100 por barril, se deben a que la renta petrolera es actualmente insuficiente para sostener los enormes subsidios internos y externos que mantiene el chavismo y las necesidades de importaciones del país creados por la sostenida destrucción del aparato productivo.
Duddy dijo que en ese contexto, el chavismo se ve en la urgente necesidad de encontrar algún tipo de chivo expiatorio para poder achacarle sus fallas, y es por ello que le da rienda suelta a las teorías de conspiración.
Pero también explicó que los ataques y las posturas antagónicas contra Estados Unidos forma parte del DNA del chavismo.
“Los analistas que siguen los asuntos venezolanos entienden cada vez más que la retórica antiestadounidense, no solo en su política exterior, sino también dentro de sus política domestica, forma parte de la esencia del movimiento”, dijo Duddy.
Y esa situación significa que cualquier intento por mejorar las relaciones entre los dos países tendría una corta duración. “Dada al centralidad de la postura antiestadounidense dentro de la ideología bolivariana, me parece que es muy difícil de sostener un verdadero esfuerzo por mejorar las relaciones”, explicó.
Ese es el caso incluso cuando Estados Unidos sigue siendo el mejor cliente que tiene Venezuela para su crudo, situación que en teoría podría llevar al chavismo a considerar que mejorar las relaciones con Washington sería algo positivo. “Pero sus propias narrativas políticas parecen haber hecho que cualquier tipo de acercamiento sea insostenible”, dijo.