Asunta, la niña de 12 años asesinada el pasado sábado en Santiago de Compostela (España), llegó el pasado 16 de julio con síntomas muy extraños a la academia privada de música de la capital gallega donde asistía a clases particulares. Dos de las profesoras que le enseñaban lenguaje musical notaron de inmediato que estaba muy aturdida y le costaba hablar. Preguntaron a la niña qué le ocurría y esta les dijo que su madre, Rosario Porto, le había dado pastillas. Y añadió: «Mi madre me quiere matar».
Según relatan a El País de España las personas conocedoras del caso, las profesoras se quedaron muy extrañadas, sobre todo porque nunca hasta entonces habían notado nada raro en Asunta, una niña alegre y aplicada. Precisamente porque era la primera vez que sucedía algo así, decidieron contárselo solo a los padres. Allegados a la familia aseguran que era el padre, el periodista Alfonso Basterra, también detenido por el homicidio, el que siempre llevaba y traía a la pequeña a la academia.
Tras conocerse el asesinato de Asunta y la detención posterior de su madre, el pasado martes, nada más concluir la ceremonia de incineración de los restos mortales de la niña, las profesoras decidieron comunicar los hechos a la policía. Acudieron el pasado miércoles a la comisaría de Santiago a prestar declaración, segúnEl Correo Gallego, que cuenta los hechos en su edición de hoy. El Periódico de Catalunya, que también relata el episodio, informa de que las profesoras también declararon a la policía que la niña les dijo: «Mi madre es una psicótica».
Las fuentes consultadas por este periódico han señalado que las profesoras se encuentran anímicamente destrozadas por no haber denunciado los hechos a la policía cuando se produjeron. Entonces se dejaron llevar por la ausencia de antecedentes y de cualquier tipo de sospechas sobre los padres, una pareja muy conocida en Santiago y apreciada por casi todo el mundo.