Un capítulo olvidado del heroísmo africano

Nzinga Mbandi y Kimpa Vita… guerreras africanas

Kimpa Vita en el siglo XVIII fue reina de el Kongo

Entre el siglo XVI y XVIII la mayoría de las civilizaciones africanas ubicadas en la costa occidental, habían sido influenciadas por el comercio triangular entre África-Europa-América. Dentro de este comercial, África se convierte en el granadero de mano de obra necesaria para los europeos, en su afán de fortalecer sus colonias en el nuevo mundo.

Con el fin de lograr la extracción de mano de obra en África, fue necesario justificar la esclavitud por la vía de la persuasión religiosa cristiana. Es así como vemos que para el siglo XVI existían en Kongo Dia Ntotela innumerables misiones cristianas “entre las cuales destacaban los dominicos, los canonigos regulares de San Eloy de la orden de San Juan Evangelista, los jesuitas, los carmelitas, los Agustinos y los Capuchinos.

Estos misioneros en el Kongo; al igual que en Dahomey; editan cartillas y catecismo en bilingüe (Portugues-Kikongo y portugues-Ewe) , para acelerar el proceso de evangelización, bautismo y con ello el desplazamiento de sus dioses y sistemas de creencias originales con la finalidad de hacer creer que los pecados cometidos en la tierra. Había que pagarlos en el nuevo mundo. Por otro lado los europeos promovieron guerras internas entre los reinos africanos para desestabilizar políticamente las estructuras gubernamentales y proveerse de los prisioneros de esta guerra al comprar a los ganadores de las batallas.

Ante el expansionismo europeo que provocaba la desarticulación de la comunidad africana, algunos sectores de este continente comenzaron a dar respuestas, no tan solo a los europeos, sino también a los reyes que asumieron una posición de entrega y traición de sus respectivas soberanías

Sumisión ante lusitanos

Dentro de estas respuestas, destaca el caso Ana Nzinga, reina de Matamba en el siglo XVIII y Kimpa Vita en el siglo XVIII en el kongo. El caso de estas dos valientes extraordinarias africanas pone en evidencia el papel histórico que jugaron las mujeres frente al carácter humillante que sufría Africa en los siglos XVII y XVIII.

Ana Nzinga, hermana del rey de Ndongo, Angola, asume el poder cuando su hermano muere en 1623. En esta época los portugueses, prácticamente eran quienes controlaban el poder en toda la región de África central. Todos los reinos del área se habían sometido sumisamente a los dictámenes lusitanos, quienes habían acelerado la trata de negros. Por esas situaciones extrañas en las historia de los pueblos Ndongo, era uno de esos casos pequeños reinos que se habían mantenido al margen de las redes comerciales portuguesas. Así es que los lusitanos proponen a la nueva reina un convenio comercial que incluyera el comercio de esclavos. Ana Nzinga no acepta el convenio y para evitar una posible arremetida militar además “ hace un llamado a jefes vasallos de Portugal para que se revelaran; a los auxiliares africanos a desertar y a los esclavizados a huir.

Cuando los holandeses invaden a Angola, ella se enfrenta a estos nuevos invasores, construye una fortaleza en Matabamba en 1630 y fortalece su alianza con los Yaka.

 

Valor de la mujer africana

Los holandeses proponen la paz al territorio Cassange y a Nzinga, el Territorio Cassange conviene, pero no así de Matamba, controlado por Nzinga, no acepta y prefiere a cambio tomar su propaganda para fortalecer su imagen y la de los esclavizados.

Cuando los portugueses, recobran o se apoderan de Angola desalojando a los holandeses, proponen un tratado de paz a Ana Nzinga en 1657, ella acepta y conserva a matamba como territorio libre.

Como observamos, la guerra e inteligente Ana Nzinga hizo durante mas de tres décadas, una demostración de la pontecialidad en el arte de dirección política de la mujer africana.

 

Liberación de un pueblo

Otro caso digno de resaltar, es la acción de Kimpa Vita en la lucha de la mujer africana contra la despoblación provocada por los europeos. Esta mujer congolesa conocida también como Doña Beatriz, no era una reina , ni tampoco pertenencia a las mujeres de Ntotela, y mucho menos a la nobleza real. Era simplemente humilde hija del pueblo

Para finales del siglo XVIII, Kongo Dia Ntotela caricatura de lo esplendido reino del siglo XVI . Era una sociedad en proceso de descomposición social y moral, desunido y sin horizonte.

Según la tradición, Kimpa Vita había tenido una revelación de San Antonio y este le había asignado el papel de salvar a su comunidad. De allí hace uso de la religión católica para profetizar en nombre de San Antonio propone el retorno a Mbanza Kongo la antigua capital espiritual de Kongo Dia Ntotela, lugar donde había nacido un cristo negro. Por el ancestro cristiano fue fácil pero pagar los valores mismo de igualdad, fraternidad, libertad unidos a la justicia reivindicativa va de la condición humana, hasta ese momento vapuleada por los gobernantes locales en convivencia con los extranjeros portugueses. Estas predicas fueron tomando fuerza en la población congolesa, la cual se fue unificando en torno al discurso de la profetisa.

El vacío moral y espiritual del pueblo a ser llenado por la eficacia de la palabra de esta mujer. El pueblo la escuchaba y la seguía en sus acciones; pero un cambio , los portugueses y los misioneros religiosos detectaron una amenaza a su proyecto colonizador. “Es arrestada y trasladada a Loanda, lejos de la población que la veneraba. Allí fue juzgada por sus crímenes y quemada con su bebe el 2 julio 1706. ( se estima que tenía 22 años )”

Kimpa Vita supo tomar el catolicismo de la ortodoxia cristiana portuguesa para utilizarlo como instrumento la liberación de su pueblo. Reinterpretó el catolicismo en lengua Kongo-Portugués, los métodos de evangelización y la simbología de la reencarnación, la finalidad de despertar el espíritu de libertad del pueblo congoles.

Kimpa Vita corrió el riesgo y asumió la herejía para ese momento de ser elegida de San Antonio, el santo Patrono de los portugueses con el propósito de predicar la palabra “salvadora”, a la manera de Tata Nzambi, el Dios ancestral de los congoleses.

La voz de afroamérica / Jesús Chucho García

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