Juan Pablo II, el papa de los récords, será proclamado santo el 27 de abril de 2014, sólo nueve años después de su muerte el 2 de abril de 2005.
El papa polaco Karol Wojtyla compartirá el día de la canonización con Juan XXIII y se convertirán así en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos cien años junto con Pío X (canonizado el 3 de septiembre de 1954).
La fecha de su canonización ha sido elegida por el papa Francisco durante el consistorio de hoy con los cardenales y corresponde al primer domingo después de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia.
Una fiesta que instituyó el propio Wojtyla tras hacer santa en 2000 a la monja polaca Faustina Kowalska, conocida como la santa Teresa de Jesús polaca.
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: En los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido «las virtudes de manera heroica».
Después es necesario tras una especie de «juicio» que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el papa puede saltarse alguno de estos pasos como en el caso de Juan XXIII.
La canonización del papa polaco (1920-2005) ha llegado en tiempo récord, pero ha seguido todos los pasos marcados por la Iglesia.
No obstante, fue facilitada ya que Benedicto XVI retiró una norma que solía requerir un período de espera de cinco años antes de que pudieran iniciarse los trámites de canonización.
Y es que la subida a los altares de Juan Pablo II, cuyo papado duró casi 27 años, fue casi por aclamación popular tras el «santo súbito» (santo ya) que resonó durante días en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En mayo de 2011, la Congregación para las Causas, el organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a la santidad, consideró como primer milagro el caso de la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de 51 años, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de vida.
Los hechos se remontaban a 2005, dos meses después de la muerte de Juan Pablo II. A la monja se le había diagnosticado Parkinson en 1988 y apenas podía escribir ni caminar.
El 2 de junio de 2005, la monja pidió que se le relevara de sus funciones en el hospital dónde prestaba sus servicios, pero su superiora la convenció para que pidiera a Juan Pablo II que le curara de su enfermedad.
Según la versión de la monja, a la mañana siguiente la enfermedad había desaparecido.
El 1 de mayo de 2011 se celebraba la ceremonia de beatificación en la Plaza de San Pedro a la que acudieron cerca de un millón de personas y delegaciones de casi todos los países del mundo.
La canonización seguía su curso y la Congregación para las Causas de los Santos decidía el pasado 2 de julio que Juan Pablo II había intercedido en la curación de una mujer de Costa Rica que había sufrido una seria lesión cerebral incurable, según el equipo médico al que consultan los cardenales y obispos de dicho organismo.
A la costarricense Floribeth Mora, de 50 años, se le diagnosticó un aneurisma cerebral el 14 de abril de 2011 con escasas esperanzas de vida.
La mujer relató que el 30 de abril de 2011 asistió a misa y a una procesión en su comunidad la vigilia de la beatificación de Juan Pablo II y al día siguiente al levantarse oyó una voz que le decía: «levántate, no tengas miedo» y de repente se sintió de nuevo perfectamente.
Dos milagros por los que ahora se podrá pedir la intercesión de «San Juan Pablo II», elegidos por la Congregación para las Causas de los Santos entre -aseguran- decenas de casos extraordinarios. EFE