Queda de parte de los sectores productivos saber aprovechar estas flexibilizaciones de manera ética y ventajosa para el pueblo. Debemos seguir apostando al incremento de toda la capacidad de producción de la industria manufacturera venezolana
Miguel Pérez Abad
Las últimas decisiones anunciadas por el Gobierno Bolivariano, en materia económica-productiva, dan cuenta de la buena fe y la voluntad del Ejecutivo Nacional por mejorar las condiciones y ofrecer todo su respaldo al aparato productivo para garantizar el abastecimiento pleno del pueblo venezolano.
La medida de exonerar –temporalmente- a las empresas de producción de alimentos, medicamentos o bienes de higiene personal, de presentar solvencias como la laboral o la del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) a la hora de solicitar los Certificados de No Producción (CNP) y las divisas ante Cadivi, demuestra que el Gobierno escucha y está dispuesto a asumir ciertos riesgos con tal de favorecer la producción nacional.
Igualmente se extendió la vigencia de los CNP hasta el 31 de diciembre, todo ello con la finalidad de agilizar los procesos de importaciones de insumos, materias primas y productos finales, según sea el caso.
Con estas acciones, se minimizan los riesgos de no contar con una oferta suficientemente alta que satisfaga el crecimiento de la demanda que se produce a partir del mes de octubre y que llega a su pico en el mes de noviembre y diciembre.
Una parte importante de las propuestas anunciadas por el Ejecutivo Nacional, a través del Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, responden a las peticiones de los productores y productoras realizadas en las mesas técnicas, escenarios que se ven reivindicados, pues han servido en un principio para identificar los llamados cuellos de botella, en materia cambiaria, de insumos y todos aquellos temas claves para recuperar los niveles de producción.
Queda de parte de los sectores productivos saber aprovechar estas flexibilizaciones de manera ética y ventajosa para el pueblo. Debemos seguir apostando al incremento de toda la capacidad de producción de la industria manufacturera venezolana.
El pueblo venezolano también debe aportar su grano de arena, ¿cómo?, simplemente comprando con conciencia, evitar hacerse eco de rumores mal sanos que responden a una guerra de cuarta generación para desatar adquisiciones compulsivas y en grandes cantidades de productos de higiene personal o alimentos. No olvidemos la certera tesis de las “profecías autocumplidas o autorealizada” definidas como una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad.
Otro hecho en el que deben participar los venezolanos y venezolanas es en la contraloría social, tomando en cuenta que, muchos de los productos que ocasionalmente faltan en los anaqueles, son enviados a la frontera para ser “vendidos a un precio superior”.