El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dio una nueva vuelta de tuerca al enfriamiento de las ya congeladas relaciones diplomáticas con Estados Unidos con el anuncio de la expulsión de tres funcionarios de la embajada estadounidense en Caracas, a los que dio 48 horas para abandonar el país.
Apenas diez días después de denunciar que Estados Unidos le negó el derecho de sobrevuelo en su tránsito hacia China y tras no participar en la Asamblea General de la ONU aludiendo a supuestos planes de «provocación», Maduro acusó hoy a diplomáticos de EE.UU. de alentar planes de sabotaje al sistema eléctrico y la economía del país.
«Fuera de Venezuela, yanquis ‘go home’, ya basta de abusos contra la dignidad de la patria que quiere paz. Fuera de aquí», dijo Maduro en un acto de Gobierno mencionando a los funcionarios por el nombre en inglés.
Por ello y por la falta de una nota oficial inmediata tras el anuncio de Maduro, la identidad de los diplomáticos expulsados fue objeto de especulación durante parte de la jornada.
Una fuente de la embajada estadounidense en Caracas confirmó a Efe que los funcionarios son Kelly Keiderling, que venía desempeñándose como encargada de negocios; Elizabeth Hoffman, que trabaja en la sección política, y el vicecónsul Dave Moo.
En horas de la tarde, el canal de televisión estatal VTV confirmó las identidades con un vídeo en el que mostró imágenes de los diplomáticos supuestamente saliendo de una reunión en la sede la organización no gubernamental opositora Súmate.
«Tres diplomáticos norteamericanos, le he dicho al canciller, Elias Jaua, que proceda de inmediato a expulsarlos del país, tienen 48 horas para irse de este país», dijo Maduro en un acto de Gobierno.
El presidente venezolano, que en los últimos meses ha denunciado supuestos planes de atentados de todo tipo, sostuvo que su Gobierno hizo seguimiento durante varios meses a un grupo de funcionarios de la embajada y aseguró que se habían reunido «con la extrema derecha venezolana», a la que supuestamente ha financiado.
Ese apoyo, según Maduro, ha servido para «alentar acciones para sabotear el sistema eléctrico, para sabotear la economía venezolana».
El del sabotaje a la economía es la explicación más repetida por el Gobierno para explicar los problemas de inflación galopante, de desabastecimiento y de profundos desajustes en el mercado cambiario que se han venido agudizando en los últimos meses en Venezuela.
Tras señalar que como jefe de Estado asumía la responsabilidad de esta decisión, aseguró que no le importan «las acciones que tome» el Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama.
«No vamos a permitir que venga un Gobierno imperial a traer dinero y a ver cómo paran las empresas básicas, a ver cómo quitan la electricidad para apagar a toda Venezuela», dijo.
Posteriormente, Jaua afirmó que ponía a disposición del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, un informe «si él quiere saber qué es lo que hacen sus funcionarios aquí, si es que no lo sabe».
«Toda la información con fotos, con los testimonios, con los carros con las reuniones grabadas, fotografiadas, de la actuación absolutamente ilegal de los funcionarios», dijo Jaua al canal estatal VTV.
El ministro acusó a los funcionarios de Estados Unidos de reunirse con sectores de la oposición como el gobernador del estado Amazonas (sur), el opositor Liborio Guarulla, a quien tildó de «uno de los elementos fundamentales de la conspiración», así como con opositores en otras zonas del país.
La salida de Keiderling, la funcionaria de mayor rango en la legación de Estados Unidos, supone un nuevo paso en el alejamiento de una posible normalización en las relaciones de ambos países.
Venezuela y Estados Unidos mantiene las embajadas a nivel de encargados de negocios desde finales de 2010, cuando se quedaron sin embajadores.
En los últimos meses Venezuela ha cancelado en dos ocasiones iniciativas para mantener conversaciones con Estados Unidos en reacción a comentarios de funcionarios estadounidenses que ha considerado una intromisión.
El pasado viernes, la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, negó en declaraciones a Efe que Washington obstruyera la entrada de Maduro y su delegación para su participación en el encuentro de la ONU en Nueva York y consideró que ambos países pueden avanzar en una dirección positiva.
«Al final, se requieren dos (para resolver problemas), y nosotros estamos preparados para hacer nuestra parte y solo podemos esperar que los venezolanos estén preparados para hacer la suya», dijo.
EFE