América Latina y el Caribe, donde el número de personas que pasan hambre se ha reducido a casi la mitad en trece años, son un ejemplo en la lucha contra ese problema, aseguró el representante regional de la FAO, Raúl Benítez.
Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), difundido esta semana, el número de personas que pasa hambre en la región se redujo de 65,7 millones en 1990-1992 a 47 millones en los años 2011-2013.
En términos porcentuales, esto equivale a una caída del 14,7% de la población al 7,9 %, lo que acerca a la región a cumplir con el primer Objetivo del Milenio, que propone reducir a la mitad entre 1990 y 2015 las personas que padecen hambre.
«América Latina y el Caribe está siendo un ejemplo en materia de la lucha contra el hambre» y es «la región que más avanza» en ese ámbito, resaltó Raúl Benítez en una entrevista a Efe en Santiago de Chile.
«Eso básicamente se debe al enorme compromiso político que hay en la región y también a otros factores», como el crecimiento económico, la mejora en los precios internacionales de las materias primas y la estabilidad política y social, subrayó el responsable de la FAO.
De ese compromiso político, Benítez destacó la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre, que es un compromiso de los países de la región para erradicar el hambre en el plazo de una generación que cuenta con el apoyo de la FAO.
También ensalzó los esfuerzos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que este año no solo asumió el problema como un desafío regional sino que adoptó un plan de acción que cuenta con el respaldo de Naciones Unidas.
«A eso tenemos que sumar todos los programas que existen en los distintos países», dijo el representante de la FAO para América Latina y el Caribe.
Explicó que los países que han tenido éxito en la lucha contra el hambre son los que han aplicado un enfoque «de doble vía», una estrategia consistente en ayudar a los más vulnerables con acciones directas, como transferencias condicionadas o programas de alimentación escolar, al tiempo que se generan condiciones a largo plazo para que esos grupos puedan salir de la pobreza.
«Esto tiene que ver en algunos casos con la generación de empleo, en otros con acceso a la tierra, acceso a financiamiento, transferencia de tecnología, etcétera», señaló Benítez, sucesor del brasileño José Graziano da Silva, quien ahora es el director general de la FAO.
Según este economista argentino, en la región «uno encuentra muchos ejemplos» de países exitosos en la lucha contra el hambre, «y no necesariamente de un (mismo) color político».
Entre esos país citó Brasil, Venezuela, Nicaragua, Perú o Chile, que ha erradicado ese problema.
Otros están más rezagados. «Tenemos que tener planes especiales para aquellos países donde el problema de seguridad alimentaria afecta de manera notable a una gran parte de la población», subrayó Benítez.
Entre ellos está Haití (49,8 %) y Guatemala (30,5 %) -que ha creado una «institucionalidad importante» pero requiere ajustar los programas para lograr un descenso directo, además de Paraguay (22,3 %), Nicaragua (21,7 %), Bolivia (21,3 %), afirmó el alto funcionario de la FAO.
Sobre las causas de la falta de disponibilidad de los alimentos, señaló que «en algunos casos es el acceso a los alimentos y en otros, la producción de alimentos», y eso a pesar de que en su conjunto, la región es exportadora neta de ellos.
Sobre Cuba y Venezuela, países que importan muchos de los alimentos que consumen y en los que, aunque no existe hambre o es inferior al 5 %, Benítez comentó que hay aún «un potencial enorme» de crecimiento productivo.
El crecimiento económico no es suficiente para erradicar el hambre si esa bonanza no es compartida, según sostiene la FAO.
Benítez se muestró orgulloso de los progresos alcanzados en América Latina y Caribe exhibidos, pero puntualizó que «no es un orgullo que tenga que ser completo, porque todavía tenemos 47 millones de personas que están sufriendo hambre».
«Para ellos, la única respuesta posible es mayor compromiso, mayor trabajo y mayor inteligencia puesta al servicio de erradicar el hambre en la región», concluyó.
EFE