Las reservas internacionales líquidas de Venezuela han caído a niveles críticos y suman solo una semana de importaciones, dijeron analistas al advertir que la crisis de liquidez del país sudamericano está ingresando a un punto de insostenibilidad.
Una fuente cercana al Banco Central advirtió que las reservas internacionales del país petrolero continúan con su tendencia descendente, sumando solo unos $900 millones a finales de septiembre, desde los más de $2,500 millones en que se encontraban semanas atrás.
“Estos son niveles críticos, las bóvedas están vacías”, dijo la fuente que habló bajo condición de anonimato. “Son niveles históricos, los más bajos que hemos visto en el país”.
El país aún cuenta con algo más de $21,500 millones en reservas no líquidas, compuesta principalmente por lingotes de oro, cuya venta en los mercados toma tiempo colocar. Pero ese monto también muestra una importante reducción frente a los niveles cercanos a los $2,500 millones que arrojaban a mediados de junio.
En cuanto a las reservas líquidas, el descenso de sus niveles ha sido impresionante, desde los $33,000 millones que mostraban a mediados del 2009.
“$900 millones solo representa una semana de importaciones, algo así como un poco más de cinco o seis días. Realmente eso no es nada”, dijo la fuente.
Según los datos brindados por el propio gobierno venezolano, el país registró un volumen promedio de importaciones de $4,500 millones al mes en el 2012.
Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.
La severa caída de las reservas internacionales de Venezuela se produce en el marco de la aguda crisis de liquidez por la que atraviesan las finanzas el país provocado por un agotamiento del modelo económico aplicado por el chavismo.
“Ese modelo es insostenible”, explicó Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores en Washington Inter American Trends.
Antes se sostenía porque los precios del petróleo en la década pasada habían repuntando en suficiente proporción para cubrir los crecientes requerimientos sociales y políticos, nacionales e internacionales, asumidos por el chavismo, y para poder financiar las necesidades de importación creadas por una “revolución bolivariana” cuyas políticas hostiles al empresariado socavó el aparato productivo del país.
“Pero los números ya no les da”, insistió De La Cruz.
Según un informe reciente de Inter American Trends, la brecha entre las necesidades económicas del régimen y la renta petrolera se ha incrementado significativamente a lo largo de los últimos 12 meses.
Los ingresos por las ventas de crudo realizados a Estados Unidos, que pese a la hostil retórica bolivariana sigue siendo el mejor cliente de Venezuela, han disminuido en un 27 por ciento en comparación con los niveles del año pasado, para un estimado de apenas $24,397 millones para este año.
Esa caída se produce en el mercado de una disminución de los volúmenes enviados a Estados Unidos, que Inter American Trends coloca en 13 por ciento, y un incremento en las importaciones de productos derivados (principalmente diesel) que Venezuela realiza a Estados Unidos.
“Para este año, 2013, PDVSA [Petróleos de Venezuela] por concepto de exportaciones netas al exterior —EUA y China— ingresaría a caja $30,797 millones de dólares”, reportó el informe.
Pero ese monto es muy inferior a las necesidades de divisas para este año del Estado venezolano, que la firma de asesores coloca en el orden de los $72,000 millones.
“Nunca había visto una situación de este tipo”, comentó Juan Fernández, ex director ejecutivo de planificación de PDVSA. “Hasta los amigos del gobierno, países como Irán, ya saben que Venezuela no está en capacidad de pagar, ni tiene como dar garantías para los proyectos de refinación que tenían”.
El problema reside en que la industria petrolera se ha caído vertiginosamente bajo la conducción del chavismo, con la gradual disminución en los márgenes de producción de crudo que se ha traducido en una merma de los ingresos.
“Pero ahora PDVSA se ha visto obligada a importar, para cumplir con los clientes, y eso también es una disminución de ingresos porque ahora tiene que gastar más y comprar afuera los productos que no puedes elaborar por tu cuenta porque PDVSA ya no tiene capacidad de refinación”, explicó Fernández.
“La situación de PDVSA es la de un buque que está haciendo aguas por todos lados. No tiene operatividad, no tiene ingresos y tiene un flujo de caja negativo, de modo que estamos ante una situación prácticamente de quiebra”, sostuvo Fernández.