Allí hay que hacer una limpieza a fondo y recuperar el escenario, la credibilidad, el respeto al público y darle a verdaderos productores, directores, la oportunidad que estos están desaprovechando
Lo que es un recinto emblemático de Venezuela, pionero en comedias teatrales, se ha convertido en un antro decadente, donde los desfasados egos y equivocados criterios de quienes tienen a su cargo la producción de la mayoría de obras que se montan allí, han llevado al espacio cultural a la miseria absoluta, no solo en la calidad de las piezas presentadas, si no en el manejo hormonal y corrupto, con el cual arman y desarman sus elencos, sin ningún respeto al público y a la profesión.
Allí se “resuelve” lejos de preocuparse y ocuparse, de mantener el mínimo estándar de calidad y dignidad, que merece un escenario.
La pieza “¿Loca yo? ¡Ta`bien pues!”, que se encuentra actualmente en temporada y la cual fue promocionada en esta misma página, que es, ha sido y será ventana para la proyección del talento nacional, pero también lo ha sido, es y será, para denunciar este tipo de irregularidades, las cuales no solo perjudican al recinto, si no también tiñen de miseria y vergüenza a los culpables de la lamentable y precaria situación que se viene viviendo allí desde hace algún tiempo, que no son otros que el productor y “actor” Vito Meo, el actor y “director” de la pieza Jorge De Sousa y el protagonista de la misma, el veterano Manuel Bastos.
“En un mundo lleno de hipócritas, los sinceros somos los malos”
Allí nadie puede brillar más que el protagonista -se quejan los talentos que han tenido la oportunidad de estar en uno de los montajes-, pero ninguno se atreve a decir nada por miedo a ser vetado. Todo queda en un grito interno, que solo es confesado entre ellos mismos… Las amenazas del productor de despedir a los talentos, es otro ingrediente que tiene este pastel, del cual todos comen, pero que ninguno traga. Los sueños de jóvenes que ven el escenario de Chacaíto, como la plataforma de proyección o inicio a sus carreras, depende de muchos factores… Pero ninguno de esos “factores” tiene el estudio, la correcta dirección, ni mucho menos la mística a la carrera. Allí todos se critican entre si, pero de espaldas. Todos son “amigos”, pero de conveniencia. Y lo peor y más lamentable, critican lo que tienen en casa… Y lo que ellos mismos hacen.
Esta situación a mí no solamente me la contaron la mayoría de los actores que allí han trabajado. ¡La vi! la viví de cerca y por ello esta denuncia, con la cual marco la diferencia y distancia.
Irrespetos a granel
La señora Esther Orjuela, la cual admiro y quiero, fue objeto de burla por parte del elenco de una pieza donde ella brilló hace poco. Uno de los actores del montaje, de manera silenciosa -como se manejan las zancadillas allí-, me dijo: “Te tengo un chisme, para que depraves a esa vieja”. Al pedir los detalles del “chisme” que me ofrecía, le dije que allí ella tenía toda la razón y que eso se llamaba ser actriz, respetar el oficio y al público. El “tubazo” ofrecido por uno de sus “compañeros” de elenco era que la otrora actriz de RCTV y protagonista de la serie “Leonor” se había quejado de la excesiva utilización de cover o suplentes en su obra y que había llorado por la pérdida de unos pañitos que ella había llevado al teatro, los cuales habían sido bordados por su madre, amén a que pedía de forma apasionada, que incluyeran a su hijo en un montaje.
Como este lamentable caso, muchos. Ahora entiendo por qué un sitio que vivió momentos de gloria, está tan mal visto.
Allí hay que hacer una limpieza a fondo y recuperar el escenario, la credibilidad, el respeto al público y darle a verdaderos productores, directores, la oportunidad que estos están desaprovechando.
“La culpa no es del burro, si no de quien lo arrea”
El novel actor Isaac Desiderio, quien trabajó hasta esta semana en “¿Loca yo? ¡Ta`bien pues!”, reclamó de forma frontal la falta de dirección del montaje y ganó como premio a su sinceridad, la salida del mismo.
El público no se equivoca… Aquí los equivocados son quienes manejan el monólogo. Ellos no ven más allá de sus atrofiados egos, miserias humanas y amiguismos.
A Elyo Liendo, “actor” de la misma obra le digo desde aquí: Esa no es la forma de llegar… ¡Y usted sabe a que me refiero!… Estudie, preocúpese y ocúpese de su pobreza artística, que deja de manifiesto en cada función. A Manuel Bastos le reitero mi admiración como profesional, no así como persona. Y a todos los noveles actores y actrices que se han sentido humillados y que se me acercaron para desahogar sus frustraciones, desde esta página mi apoyo y consejo: Miedo a Dios. Es preferible morir de pie, a vivir de rodillas.
Muerde aquí / Diego Kapeky / Twitter: @diegokapeky