El depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi será juzgado a partir del próximo 4 de noviembre junto a varios dirigentes de los Hermanos Musulmanes, que hoy sufrieron un nuevo revés al ordenar el gobierno su disolución como ONG.
Mursi, que se encuentra detenido en un lugar desconocido desde su derrocamiento por el Ejército el pasado 3 de julio, enfrentará así su primer juicio por haber instigado presuntamente al asesinato de manifestantes.
Junto al depuesto mandatario serán procesados otros catorce dirigentes de los Hermanos Musulmanes por el Tribunal Penal de El Cairo, presidido por el juez Ahmed Sabri, anunció hoy el jefe de la Corte de Apelación de la capital, Nabil Salib.
Entre esos responsables de la cofradía destacan el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, Esam el Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui.
Todos ellos están acusados de su implicación en la muerte de manifestantes y en los incidentes desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya el pasado 5 de diciembre.
Al menos seis personas murieron entonces y cientos resultaron heridas en altercados entre seguidores y detractores del depuesto presidente, estos últimos críticos con el polémico decreto constitucional que blindaba los poderes de Mursi.
Según las investigaciones de la Fiscalía, el dirigente islamista y sus colaboradores convocaron a sus seguidores para dispersar la concentración, donde estos últimos dispararon presuntamente contra los opositores, quemaron tiendas de campaña y torturaron a 54 personas.
Sobre Mursi pesan además otros cargos cuyos juicios todavía no han sido fijados, como los de conspirar con el grupo islamista palestino Hamás, atacar a las fuerzas de seguridad e insultar al poder judicial.
El anuncio de la fecha del proceso a Mursi coincide con una serie de recientes maniobras de las autoridades contra los Hermanos Musulmanes, a quienes acusan de terroristas.
El Gobierno egipcio ordenó hoy disolver la asociación de la Hermandad, el paraguas legal bajo el que operaba la cofradía desde que, el pasado marzo, se registró como ONG.
Ese último gesto, precedido por la retirada ayer del registro de ONG y la reciente recomendación de un órgano consultivo para que el Ejecutivo disuelva el PLJ, parece sumir al grupo islamista en la clandestinidad.
La decisión de hoy se basa en el fallo judicial que el pasado mes estipuló la prohibición de las actividades de la Hermandad y la congelación de sus fondos, y que fue apelado por el grupo.
El ministro de Solidaridad Social, Ahmed al Borai, explicó que los fondos de esa asociación serán supervisados por una comisión designada por el gobierno hasta que se emita la sentencia definitiva.
No obstante, Al Borai precisó que los miembros de los Hermanos Musulmanes podrán formar una ONG «si cumplen la ley y no tienen sus manos manchadas de sangre».
Fundada en 1928 por Hasan el Bana, la cofradía fue ilegalizada en 1954 por Gamal Abdel Naser, una situación que se mantuvo durante los regímenes posteriores.
Durante el mandato de Hosni Mubarak, la Hermandad fue semitolerada e incluso logró 88 escaños de candidatos que concurrieron como independientes en las elecciones legislativas de 2005.
Su situación de alegalidad no les impidió formar un partido, el PLJ, y arrasar en los comicios parlamentarios celebrados en 2011, tras el derrocamiento de Mubarak.
Sin embargo, la destitución de Mursi ha abierto una nueva etapa marcada por las detenciones de sus dirigentes, en paralelo a un proceso político en el que rechazan participar y que incluye la reforma constitucional y nuevos comicios.
Ante las sospechas de una creciente presencia de las Fuerzas Armadas en la vida política, el comité encargado de enmendar la Carta Magna anunció hoy que se inclina a favor de que las Fuerzas Armadas tengan la prerrogativa de designar al ministro de Defensa en las próximas dos legislaturas.
Aunque el calendario electoral no está fijado, el jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, tampoco descarta presentarse como candidato a las próximas presidenciales, una opción que ha recabado apoyo popular últimamente.
En una entrevista publicada hoy en el diario independiente «Al Masry al Youm», Al Sisi consideró que «el momento actual es inadecuado» para plantearse si concurrirá o no, pero dejó la puerta abierta al agregar que «lo que Dios desee, se cumplirá».
EFE