El jueves, un grupo de ex rebeldes ahora empleados por el Estado para proveer seguridad en Trípoli capturó a Zeidan en un hotel de la capital libia
BENGASI. Un coche bomba explotó el viernes en los alrededores del consulado sueco en la ciudad libia de Bengasi, lo que provocó daños en el frente del edificio y en casas cercanas, aunque no se reportaron víctimas de inmediato.
La bomba explotó un día después de que el primer ministro libio, Ali Zeidan, fuera secuestrado brevemente por un grupo de ex rebeldes.
Nadie se atribuyó la responsabilidad del ataque, que ocurrió días después de que fuerzas especiales de Estados Unidos capturaran a un sospechoso libio de al Qaeda en Trípoli, lo que indignó a los militantes extremistas islámicos, que pidieron ataques en venganza.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia confirmó que nadie de su personal había resultado herido.
«La fachada y las ventanas resultaron dañadas pero nadie del personal resultó herido. El consulado está cerrado los viernes», dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores sueco Ursula Ahlen.
Libia está sumida en una fuerte turbulencia dos años después de la caída de Muammar Gaddafi. El actual Gobierno central y su incipiente Ejército luchan por controlar a las milicias rivales y a los extremistas islámicos que han transformado el vasto país del norte de África en un refugio seguro.
El jueves, un grupo de ex rebeldes ahora empleados por el Estado para proveer seguridad en Trípoli capturó a Zeidan en un hotel de la capital libia y lo mantuvo retenido durante varias horas, en una nueva manifestación de la anarquía que vive el país tras la revuelta que llevó al derrocamiento de Gaddafi.
La milicia justificó el operativo diciendo que el primer ministro debía ser investigado por ayudar a las fuerzas estadounidenses a capturar al libio sospechoso de tener vínculos con al Qaeda.
Luego de algunas horas, el grupo luego liberó al mandatario. Zeidan, que está bajo la presión de los islamistas y los ciudadanos libios en general por el fracaso de su administración, evitó criticar a sus captores.
Para mantener la seguridad, el Gobierno de Libia depende de milicias conformadas por miles de libios que tomaron las armas contra Gaddafi. Pero estos grupos rivales suelen estar involucrados ellos mismos en episodios que amenazan la seguridad.
Esto es más común aún en la ciudad de Bengasi, donde comenzó la revuelta del 2011 y donde el año pasado murió el embajador de Estados Unidos durante un ataque islamista contra una misión diplomática estadounidense.
Bengasi, donde muchos demandan la autonomía en relación con Trípoli, ha sido blanco de ataques a misiones extranjeras y empresas, además de asesinatos de miembros del Ejército y la policía.
Varios países han cerrado sus consulados desde la muerte del embajador estadounidense.