Ni el Plan Patria Segura ni la Ley de Desarme han dado resultados satisfactorios. Las armas que están en manos de los que cometen delitos en muchos casos son las que se usan para la guerra, superiores a los que poseen los cuerpos policiales. ¿Cómo las obtienen?
Noel Álvarez *
Twitter: @alvareznv
No es una exageración: el hampa está desbordada, haciendo de las suyas, ganando terreno diariamente. Las cifras de asesinatos que se registran en el país son espeluznantes, pese a todos los planes que ha implementado el gobierno, la superioridad de los delincuentes es cada vez más evidente.
Los ciudadanos no estamos seguros en ninguna parte, a ninguna hora del día. Con terror afirmamos que cualquiera puede ser víctima de robos, hurtos, secuestros y hasta de homicidios, salvo, eso sí, de los privilegiados que son protegidos por escoltas, que también, hay que decirlo, son blanco de la delincuencia, los ejemplos sobran.
Los que viajan en camioneticas permanentemente sufren el acoso de los amigos de lo ajeno. Las iglesias no se salvan, ya muchas han sido víctimas de los transgresores y hasta la limosna para los santos corre peligro.
En las aulas de las universidades el hampa actúa a sus anchas, ya ni siquiera los muchachos pueden recibir sus clases en paz.
Roban en los hospitales, tanto pacientes, familiares como el personal médico y paramédico padecen el flagelo.
Los atracos forman parte del día a día de los conductores quienes, al estar atrapados en las colas, son azotados por bandas motorizadas que les quitan sus pertenencias.
Ni el Plan Patria Segura ni la Ley de Desarme han dado resultados satisfactorios. Las armas que están en manos de los que cometen delitos en muchos casos son las que se usan para la guerra, superiores a los que poseen los cuerpos policiales. ¿Cómo las obtienen?
La presencia de militares en la calle no ha logrado replegar a los delincuentes. Impresiona el número de agentes de todos los cuerpos de seguridad asesinados en lo que va de año.
Es insólito pensar que el fracaso de las políticas que ha implementado el gobierno sea motivo de satisfacción para algún venezolano, todos estamos preocupados, aterrados, deseando que el ejecutivo entienda la verdadera dimensión del problema.
Se requiere con carácter de emergencia, convocar a los expertos en materia de seguridad para lograr articular políticas y planes que permitan, de una vez por todas, disminuir los delitos. No hacerlo, no establecer mesas de trabajo convocando a los mejores, es condenar a la población a continuar con la zozobra, con la incertidumbre y el miedo.
Sin ser experto en la materia, pero como un ciudadano más que arriesga su vida día a día, me atrevo a sugerir: la implementación de políticas integrales de seguridad que cubran varios aspectos, la educación, la prevención y cuando no haya más remedio, llegar hasta la sanción, esto permitirá erradicar la sensación de impunidad ante el delito que tiene actualmente el venezolano.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente