Para un familiar de víctima el recuerdo de sus seres queridos es tan importante que muchas veces solo se alcanza la justicia cuando se difunde públicamente la verdad de los hechos y se hace un homenaje que restituye la dignidad de la víctima
El auténtico comunicador no cede a ningún tipo de presión, ni de seducción para falsear la verdad. Es un servidor público que hace del anuncio de la verdad una pasión y un compromiso. La verdad dicha ayuda a los pueblos y a los hombres a crecer en dignidad, en justicia, en respeto”.
Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.Catholic.net
Tristemente es común que leamos titulares como “Policía abatió a azote de barrio” o “Choro muere al enfrentarse a la policía” y quedamos tan tranquilos porque pensamos que como pasa con frecuencia debe ser normal. Caemos en un doble proceso: la normalización de las violaciones a los derechos humanos y el tratamiento denigrante que le dan los medios al ser humano.
En primer lugar, conviene aclarar, que los cuerpos policiales deben regirse por un principio que se llama Uso Progresivo y Diferenciado de la Fuerza, el cual, de acuerdo al artículo 68 de la Ley Orgánica del Servicio de Policía y Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, “estará orientado por el principio de afirmación de la vida como valor supremo constitucional y legal, la adopción de escalas progresivas para el uso de la fuerza en función del nivel de resistencia y oposición de la ciudadana o ciudadano…”. Es decir, que el empleo del arma con fines de eliminar a la persona que delinque está expresamente prohibido.
Ahora bien, ustedes se han preguntado qué puede sentir la madre, el padre o cualquier otro familiar cercano de la víctima al estar pasando por el duro momento de perder a su ser querido y luego leer ese titular: “Choro muere al enfrentarse a la policía”?, ¿Qué pasa cuando los hechos que publica el periódico no se ajustan a la verdad?, ¿Qué podemos hacer?
El deber ser de los medios
Si concebimos los medios de comunicación como un servicio público, y no como el instrumento que tiende a perpetuar la dominación de los sectores dominantes, entenderemos que uno de sus principios que debe orientar la acción del medio debe ser la búsqueda de la verdad.
De ahí la responsabilidad que tiene cada periodista, en primera instancia, y luego los jefes de información de verificar sus fuentes y de investigar sobre los hechos antes de difundir algo de lo cual, si bien puede ser una noticia de primera página, no se tiene certeza. Como dijo una vez un medio extranjero (el Chicago Tribune) “A veces ser el último en informar es mejor que estar equivocado”.
Ahora bien, la cosa se complica cuando el periodista con su información pone en tela de juicio el honor o la reputación de una persona. Por ello, hay que verificar muy bien, antes de publicar, que los hechos sucedieron del modo en que los estamos contando.
En el caso de los periodistas que cubren el área de sucesos, casi siempre, llegan al lugar de los hechos cuando ya los mismos sucedieron; por lo tanto, no deben quedarse solo con el “parte oficial” de las autoridades, sino que de ser “posible” se debe entrevistar a las y los posibles testigos, y se debe hablar con las y los familiares de la víctima, para luego dar seguimiento al caso.
Sin embargo, la prudencia y el respeto a los Derechos Humanos debe guiar este camino y además, debemos abstenernos de convertir a los medios de comunicación en tribunales adelantando juicios de valor sobre hechos que probablemente estén aún en investigación por parte de las autoridades competentes. Así es mejor colocar: “Policía mata a presunto ladrón” que “Policía mata a choro”.
Además, en todo esto hay que considerar que estamos reseñando la muerte de seres humanos. Seres que tenían sus familia y a quienes lo único que les queda ya de su ser querido es su memoria y reputación. Tristemente vemos con más frecuencia cómo familiares de jóvenes de escasos recursos que resultan muertos en presuntos enfrentamientos con la policía desmienten la versión oficial que ha sido difundida por los medios de comunicación.
La dignidad humana es una tarea compartida
Hasta aquí podemos pensar velar por la dignidad humana es solo responsabilidad de los periodistas y jefes de información y dueños de medios; pero no; todas y todos estamos llamadas y llamados a ello porque si bien la libertad de expresión y comunicación es un derecho, el ejercerlo y difundir nuestros pensamientos e informaciones de manera masiva implica hacerlo con suma responsabilidad y sopesando si es oportuno, si edifica y si están haciendo un bien.
Por ejemplo, si hay un accidente fatal y tenemos la oportunidad de ver a las víctimas faltaríamos a la ética al tomarles fotos y difundirlo en las redes sociales.
A pesar de su inmenso poder, los medios de comunicación son y seguirán siendo sólo medios, es decir, herramientas disponibles tanto para un uso bueno como para uno malo, a nosotras y nosotros nos corresponde elegir y colocarlos al servicio de la dignidad humana. (Ciudad del Vaticano, 4 de Junio del 2000, Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Jubileo de los Periodistas).
“..hay que saber dosificar la publicación de las desgracias y los delitos con otras noticias que inspiren ánimo y confianza…No sería responsable impulsar una manera de hacer periodismo que acreciente la desconfianza, el temor y el sentimiento de inseguridad…”
Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.Catholic.net
Exigir el derecho a réplica
Artículo 58 de la CRBV: “La comunicación es libre y plural, y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución, así como el derecho de réplica y rectificación cuando se vean afectados directamente por informaciones inexactas o agraviantes. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral”.
Como familiares de víctima debemos conocer que los medios de comunicación tienen la obligación de darnos el derecho a réplica cuando hayan incurrido en las faltas especificadas en el artículo 58 de la CRBV y debemos exigirlo. Con ello, nuestra voz como familiares de víctimas deberá ser difundida el mismo espacio (columna, página, cuerpo del periódico) o programa, si se trata de una producción audiovisual de radio o tv, donde fue publicada la versión original.
Para un familiar de víctima el recuerdo de sus seres queridos es tan importante que muchas veces solo se alcanza la justicia cuando se difunde públicamente la verdad de los hechos y se hace un homenaje que restituye la dignidad de la víctima
La Voz de los Derechos Humanos Red de Apoyo por la Justicia y la Paz / Liliana Cadena