Hace poco la empresa surcoreana Samsung Electronics, el mayor vendedor de teléfonos inteligentes del mundo, lanzó un aparato con una pantalla curva de 5,7 pulgadas.
Según Samsung, es un diseño mucho más ergonómico que se adapta mejor a la mano a la hora de sostener el celular.
Además, cuenta con lo que la firma ha denominado Roll Effect, una función que permite apretar el teléfono para balancearlo sobre uno de sus lados cuando está sobre una mesa y activarlo para que nos dé información.
Su rival LG también está a punto de lanzar su primera pantalla curva al mercado.
No obstante, algunos expertos no ven una utilidad real a este tipo de dispositivos.
«Creo que captará el interés de los usuarios a los que les gusta alardear mostrándose con la última tecnología. Nunca hemos visto una pantalla curva en un dispositivo de bolsillo, por lo que tener uno de estos móviles va a darte puntos extras entre tus amigos», le dijo a BBC Mundo Stuart Miles, de la revista especializada Pocket-lint.
Otros analistas creen que es el primer paso de lo que nos espera.
«Puede que estos teléfonos no sean unos jugadores clave en este momento, pero definitivamente son una indicación de lo que viene», comentó por su parte Manoj Menon, de la consultora Frost & Sullivan.
Wearables
Imagine cómo sería operar un teléfono que fuera como una hoja de papel. Ser capaz de enrollarlo. Apretujarlo hasta que entre en la mochila. Que se caiga al suelo sin que se rompa.
Los científicos ya están trabajando en este tipo de aparatos, y la pantalla curva es un paso en este sentido.
Pero, según Miles, los teléfonos serán sólo el principio.
Lo interestante serán los dispositivos que puedan colocarse alrededor de las muñecas o un teléfono inteligente cuya pantalla se doble en los lados, hacía atrás, de modo que se vuelva púramente táctil, sin botones.
«Los Wearables son una gran categoría que está a punto de estallar. Las pantallas curvas nos permitirán doblar la tecnología sobre todo nuestro cuerpo como nunca antes», afirma Miles.
No tan flexible
Todo indica que en el futuro nuestros teléfonos podrían ser no sólo sólo inteligentes, sino también plegables.
No obstante, Miles cree que deberán pasar 15 años antes de que podamos verlo.
Y es que aunque las pantallas curvas son flexibles, los componentes internos y la cáscara que las protege no lo son.
Los científicos ya están trabajando para superar este enorme obstáculo, pero todavía les queda un largo camino.
Por el momento nos tendremos que conformar con tener un teléfono con curvas para impresionar a nuestros amigos, como dice Miles, quien está seguro que dentro de poco inundarán el mercado.
BBC Mundo