El conjunto de Fabio Capello igualó a un gol con Azerbaiyán y le quitó la posibilidad del pase directo a los portugueses
Rusia logró ayer el pase directo para el Mundial de Brasil tras empatar en un partido de alta tensión ante Azerbaiyán (1-1), con lo que condenó a la Portugal de Cristiano Ronaldo a la ruleta rusa de la repesca mundialista.
El italiano Fabio Capello, seleccionador ruso desde hace poco más de un año, cumplió con lo prometido y, de paso, de desquitó de la decepción que supuso ser destituido como técnico de Inglaterra antes de la disputa de la pasada Eurocopa.
Los rusos, que demostraron haberse aprendido de memoria el libreto del centurión italiano -«el auténtico motor está en la cabeza, no en las piernas»-, disputarán así su primer Mundial desde el de Japón y Corea del Sur (2002), del que el único superviviente es el veterano delantero Alexandr Kerzhakov.
Rusia terminó la fase de clasificación como líder del Grupo F con 22 puntos, tras 7 victorias, un empate y dos derrotas, 20 goles a favor y sólo 5 en contra.
En el partido de ayer fue suficiente un gol del ruso Shirókov a los 15 minutos para olvidar el fiasco del holandés Guus Hiddink en la repesca ante Eslovenia, para el Mundial de Sudáfrica (2010).
En los primeros quince minutos la responsabilidad les pesó a los rusos, que apenas llegaron a cruzar el centro del campo, mientras los azerbaiyanos presionaban como si les fuera la vida en ello.
Aunque no se jugaba nada, el equipo caucásico entrenado por el alemán Berti Vogts demostró que no estaba dispuesto a dejarse avasallar por el vecino del norte.
Cuando Capello ya comenzaba a perder los nervios en la banda, un medido pase entre líneas de Samédov dejó solo a Shirókov ante el portero local, al que el centrocampista del Zenit tumbó el suelo con un amago, tras lo que marcó el primer gol del partido (m.15).
El equipo local no dejó de presionar, pero apenas llegó a dar un par de sustos a Akinféev, mientras los visitantes se limitaban a pasarse el balón de una banda a otra e intentar aprovechar algún fallo defensivo local.
Kokorin, la nueva estrella del fútbol ruso, estuvo especialmente apagado, mientras su compañero en ataque, Kerzhakov, estuvo igual de desacertado que de costumbre.
Los pupilos de Capello tuvieron el segundo gol en un buen disparo del lateral derecho Kozlov, pero Aghayev despejó con las yemas de los dedos a córner (m.36).
En la segunda parte, debido a la lesión sufrida por Fayzulin, que recibió un fuerte balonazo en el rostro, Capello introdujo al joven Shatov.
Al poco de la reanudación, Kerzhakov tuvo en sus botas el segundo gol, tras un garrafal fallo defensivo local, pero el disparo ajustado del delantero del Zenit fue despejado magistralmente por el portero azerbaiyano ante el júbilo local (m.54).
Los rusos tuvieron otra buena ocasión diez minutos después, pero el disparo de Shirókov tras un buen contraataque dirigido por Kerzhakov salió desviado por poco.
La expulsión de Medvédev hizo aún más fácil la tarea de los rusos, pero el gran gol de cabeza marcado por el veterano Dzhavadov en el minuto 90 estuvo a punto de frustrar la fiesta visitante.
Fue tanta la tensión acumulada que los rusos no pudieron contener la emoción tras el pitido final, mientras Capello era felicitado efusivamente por Vogts.
Hace un año Capello heredó un equipo deprimido y sin norte, ya que la escuadra entrenada por el holandés Dick Advocaat se clasificó sin dificultades para la pasada Eurocopa, ganó el primer partido por goleada, pero fue incapaz de superar la primera fase.
Sin estridencias, primero reforzó la faceta defensiva del equipo, su punto más débil desde tiempo inmemorial, se cargó a la vieja guardia -Arshavin, Pavlyuchenko y Pogrebnyak- e introdujo sangre nueva.
Una vez lograda la clasificación para Brasil, Capello renovará casi con toda seguridad su contrato hasta 2018, cuando Rusia organizará por vez primera la Copa Mundial.