El gobierno de Dilma Rousseff aún espera explicaciones por parte de la administración de Barack Obama sobre los denunciados episodios de espionaje estadounidense al Gobierno de Brasil.
Así lo manifestó el asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia brasileña, Marco Aurelio García, en entrevista con el diario Folha de Sao Paulo, reseñó Prensa Latina.
García explicó que el espionaje de agencias de inteligencia estadounidenses a la Jefa de Estado y a empresas del país como Petrobras, pudiera tener influencia en asuntos como la transferencia tecnológica.
Refirió que no se prevé una ruptura de las relaciones; sin embargo, considera que a raíz de una serie de denuncias de espionaje realizadas con base en documentos filtrados por el extécnico de la CIA, Edward Snowden, existe una sombra en los nexos bilaterales.
En septiembre pasado, la presidenta Rousseff calificó como «un grave caso de violación de los Derechos Humanos y las libertades civiles» y «sobre todo, un caso de falta de respeto a la soberanía de su país» el programa de espionaje de Estados Unidos, que incluye la intervención de correos electrónicos y llamadas telefónicas.
A propósito de las denuncias de Brasil, Obama dijo que estados Unidos no espía la correspondencia ni las llamadas telefónicas de personas comunes y su recopilación de inteligencia internacional se ha centrado en «áreas de preocupación muy específicas».
«Puedo garantizar al público en Europa y alrededor del mundo que no vamos a espiar los correos electrónicos de la gente ni a oír sus conversaciones telefónicas», declaró Obama durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, en Estocolmo, donde realizó una visita oficial en septiembre.