Cuando por diversas razones el tiempo para distraerse en pareja se descuida, más los detalles cariñosos quedan a un lado y toda la atención que se había recibido al inicio de la unión se vuelve imperceptible; entonces, acto seguido, la decepción se hace presente porque pensamos que el amor acabó o ya no es el mismo
Aunque se ha hablado mucho de infidelidad, todavía, el tema nos sigue creando expectativa, incertidumbre e interés debido a que, continuamente, a esta conducta se le van sumando nuevos elementos que sí los ponemos al descubierto nos ayudan a entender más esta conducta cuando, en una relación conyugal, la queremos evitar o superar.
Por consiguiente, existe uno que otro test que nos permite analizar sí o no el compañero sentimental es infiel, con preguntas como, por ejemplo, si tu cónyuge ha cambiado en algo, ya sea la apariencia, la conducta o los hábitos, pero, en definitiva, todo se resume en que cuando hay amor se busca preservar la pareja y la infidelidad se convierte en una de las principales causas de separación una vez que se descubre la traición.
I. Infidelidad
como traición
Un tipo de traición es la infidelidad. Es la violación de un acuerdo de fidelidad que limita el número de miembros en la relación conyugal. Ser infiel para algunos es resultado de una crisis en la relación de pareja que puede acabar con la unión conyugal cuando se pierde lo más preciado: La confianza.
Para algunos, la infidelidad se da cuando quien es infiel busca en un tercero algo que no consigue con el cónyuge, ya sea una cuestión de tipo sexual, emocional o intelectual. Para otros, montar cachos siempre será la peor opción, en que hay un culpable y una víctima con un daño que bajo cualquier circunstancia es preferible evitar.
Asimismo, en la relación sentimental, esencialmente, hay varias tres etapas: 1) cuando estamos en una especie de hipnosis en que idealizamos a la pareja y tenemos una carga hormonal que nos niega la razón; 2) en que puede venir la decepción o desilusión cuando empezamos a ver a la pareja tal cual es; y 3) en la que aceptamos al cónyuge y no nos proponemos cambiarlo. Por ello, una vez que los niveles hormonales vuelven a la normalidad y es mucho más lo que nos disgusta que lo que nos gusta aparece la infidelidad como consecuencia de que algo anda mal.
A pesar de lo anterior, tener un comportamiento infiel en vez de sanar o convertirse en vía de escape desencadena una situación en que se genera un agravio que se hace cuesta arriba reparar.
II. Quien tiene tienda
que la atienda…
Como no todas las parejas transitan por las tres etapas, una vez que el enamoramiento cede trayendo de la mano la desilusión; justo ahí, descubrimos conductas del otro no tan placenteras como deseamos y, a veces, hasta intolerables.
Con base en lo anterior, algunos no enfrentan esta situación en que las expectativas sobre el otro decaen significativamente, para, después de un análisis, concluir que lo mejor es una separación en buenos términos, por lo que optan por un comportamiento infiel, con unas consecuencias devastadoras por las que se deberá responder.
Entonces, uno de los miembros se siente devaluado, ya sea porque considera que el otro lo ha abandonado una vez que se ha centrado en sus objetivos personales o metas propias, mientras aparece un tercero en el escenario que hace sentir al afectado más valorado, atractivo y deseado. Ése que forma el triángulo, inconscientemente, se elige como nueva pareja, para dar pié a un comportamiento infiel. Por ende, aparece quien es capaz de apreciar lo bueno que se pueda tener y por esa valoración se le compensa con un nexo en que la infidelidad marca el comienzo.
Por todo lo anterior, tal como reza el conocido refrán popular: El que tiene tienda que la atienda sino que la venda. Y, de esa manera, se evitará que el compañero sentimental se sienta desvalorado y termine buscando otros brazos que lo acojan.
III. Más aburrimiento,
menos actividad sexual
Cuando por diversas razones el tiempo para distraerse en pareja se descuida, más los detalles cariñosos quedan a un lado y toda la atención que se había recibido al inicio de la unión se vuelve imperceptible; entonces, acto seguido, la decepción se hace presente porque pensamos que el amor acabó o ya no es el mismo. Luego, viene el distanciamiento y la pregunta reiterada de sí o no vamos a pasar el resto de nuestras vidas en una relación sin emoción, sin sabor y sin seducción. Por todo esto, se pierde el interés, y aparece un tercero que llena ese vacío para hacernos pensar que más que sexual esa insatisfacción puede ser emocional.
A parte de una vida aburrida, la actividad sexual desciende. Uno de los miembros de la relación se siente insatisfecho. Para otros, más que insatisfacción, se trata de búsqueda de variedad o incapacidad de decirle al cónyuge lo que se quiere hacer en la cama. No obstante, ese diálogo, muchas veces, depende de la compenetración y de la química.
Por todo lo anterior, se abre la puerta para que un tercero aparezca cuando se busca en él o en ella lo que no se tiene o se extraña en lecho conyugal. De ahí que una buena vida sexual es un freno a la infidelidad.
IV. Un trauma
que viene de atrás
Como fue nuestra relación con los padres tiene mucho que ver con esa relación de pareja que mantengamos. Aquellos que vienen de hogares en que ha habido abandono, maltrato o algún tipo de abuso tienden a ser infieles porque deben solventar esa situación traumática que les dejó un vacio emocional. Al contrario, aquellos que han tenido un vínculo satisfactorio con sus progenitores manifiestan una menor tendencia a un comportamiento infiel. De igual manera, si uno de los padres ha sido infiel, esto nos lleva a concluir que la fidelidad también se educa y forma parte del carácter.
Piénsalo dos
veces antes
de ser infiel
** Ya sea desvalorización, aburrimiento, insatisfacción emocional o sexual, antes de ser infiel, trata de dialogar con tu pareja para juntos buscar acuerdos que les ayuden mejorar el estado de la relación en un clima de confianza y respeto mutuo.
** Si después de un diálogo sincero no hay la promesa de avanzar en esa relación, plantea una separación en buenos términos en vez de ser infiel y lastimar con tu proceder a tu pareja causándole tanto dolor como depresión
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas