Por más que el gobierno quiera negarla, en Venezuela existe una situación de alerta alimentaria que está afectando a los sectores más vulnerables de la población y que tiene que ver no solamente con el desabastecimiento y el alto costo de los productos, sino también por su baja calidad y la falta de inocuidad en el manejo de los alimentos que se importan y distribuyen, advierte Maritza Landaeta-Jiménez, integrante de la Comisión Alimentaria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
La situación que se está presentando es, a juicio de esta especialista en planificación nutricional, altamente preocupante, pues esa falta de regularidad en el suministro de alimentos básicos afecta mucho más a los grupos menos favorecidos de la población e igualmente a los más vulnerables: los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores, los cuales necesitan tener nutrientes básicos diarios que les permitan un nivel de alimentación suficiente para cubrir sus necesidades y poder disfrutar de calidad de vida.
“Nosotros consideramos que existen bolsones de desnutrición en zonas de extrema pobreza donde, de paso, la inflación es tres veces más alta porque ellos no tienen la opción de comprar alimentos en los megamercados o en la red de distribución pública y terminan comprando en la bodega, mucho más caro”, afirma.
Para Landaeta estos grupos se les está haciendo muy cuesta arriba tener en su mesa una canasta alimentaria mínima que contenga proteínas, carbohidratos y vegetales.
Visualiza que esta crisis surgida con el desabastecimiento alimentario puede tener consecuencias muy negativas en los procesos de crecimiento y de nutrición y toma como ejemplo la falta de un nutriente fundamental como lo es la leche, que debe tener una disponibilidad regular especialmente en el caso de los niños.
“No podemos decir “paramos hoy y lo retomamos mañana”. No. Hay momentos críticos en la alimentación de los niños y en su crecimiento y desarrollo, por lo cual la falta de un nutriente pueda causar lesiones irreversibles. Y si a eso le agregamos que en este momento en Venezuela están naciendo 140 mil niños de madres adolescentes, que necesitan nutrirse no solamente ellas, sino también nutrir el producto de su embarazo, tenemos un alto riesgo de que estén naciendo niños con deficiencias de nutrientes como el hierro y los ácidos grasos esenciales que necesitan para desarrollar su cerebro, o que nazcan con un bajo peso proclives a una desnutrición temprana”, enfatizó.
Lamenta que los programas de protección materno infantil, para la suplementación de nutrientes básicos que deben tomar las mujeres embarazadas, como el hierro y el ácido fólico, no se está cumpliendo en la medida en que se necesita.
“El hecho de que estemos importando alimentos y distribuyéndolos sin cumplir a veces los requisitos sanitarios mínimos, hace factible que por este aspecto de la falta de inocuidad se distribuyan alimentos contaminados a la población, lo cual genera intoxicación y esto es algo muy peligroso. Otros factores que deben sumarse son la asistencia médica preventiva, el control de la vacunas, la disponibilidad de agua potable”, afirma.
Venezuela necesita, insistió, que se regularice la disponibilidad de proteínas de origen animal, como carne, pollo, pescado, la leche y un alimento básico en la dieta del venezolano como es la harina de maíz y recuperar la producción de vegetales y frutas.
Finalizó señalando que “hay una situación de alerta, lo cual obliga a hacer un llamado de conciencia a las personas que están al frente del estado venezolano para que al menos se priorice la alimentación de estos grupos vulnerables”.