Brainan Lozada es un niño con síndrome de Down de 18 años de edad, que no puede caminar. Sus días se basan en estar acostado en su cama al cuidado de su madre y dos hermanos mayores, que habitan en un humilde hogar del barrio La Alcabala del municipio Sucre
Brainan Lozada es un niño con síndrome de Down de 18 años de edad, que no puede caminar. Su menuda figura y tersa piel -que denotan el escaso contacto en el mundo exterior- le hace aparentar una menor edad. Dada a sus condiciones, sus días se basan en estar acostado en su cama al cuidado de su madre y dos hermanos mayores, que habitan en un humilde hogar del barrio La Alcabala de Petare, municipio Sucre.
Esta familia depende de los limitados ingresos de María Josefina Rodríguez, su madre, que a diario sale a trabajar en un intento de ofrecer mejor calidad de vida a su descendencia. Sumado a los esfuerzos de su hijo mayor, que desde temprana edad salió a trabajar para ayudar económicamente en casa.
Ella relata que ha acudido a todas las instancias correspondientes a solicitar apoyo para Brainan, pero nunca ha logrado respuesta alguna, por lo que tiró la toalla. “Uno se cansa de tratar y tratar para nada. Una vez me dijeron que ‘me esperara, porque como yo había mucha mujeres más’. ¿Pero cómo se supone que le hago entender a mi hijo, qué significa esperar?”, se cuestionó, visiblemente afectada.
Mano amiga
Explicó que requiere ayuda y anhela que su hijo sea considerado por el programa estatal “Niños de Venezuela”, para que pueda recibir una pensión que cubras sus necesidades más elementales, como el uso de pañales para adultos y las mediciones que toma a diario.
Las condiciones de la casa que habitan tampoco son las mejores para el desarrollo de Brainan. Para llegar, hay que subir más de 150 escalones y como no camina, cuando debe acudir al médico, por ejemplo, es llevado en brazos, labor que resulta de gran dificultad.
Además, el sector donde habitan presentan graves fallas en el suministro de agua, por lo que las labores de aseo también se tornan mucho más difíciles. Ante esto, Rodríguez también solicitó ayuda a la Gran Misión Vivienda en Venezuela (GMVV), sin resultados aparentes. Espera que alguna persona le brinde su mano amiga y reitera el llamado a las autoridades a reestudiar su caso.
Anabel Barrios Díaz //// abarrios@diariolavoz.net