El comité de Integración Nacional de Jubilados Policiales (CINJUPOL) aún espera que Ministerio de Interior, Justicia y Paz, cumpla con el cancelación de reivindicaciones laborales que les adeudan desde que terminaron sus funciones con la extinta Policía Metropolitana
“El trabajo de policía es conocido como una de las labores más peligrosas del mundo. Incluso, en algunas naciones un oficial retirado es considerado como un honor, un veterano que debe ser respetado. En cambio en Venezuela, quienes le dimos nuestra juventud a un cuerpo policial, debemos estar mendingando lo que por ley nos corresponde, no es justo”.
Así lo señaló William Tovar, vocero del comité de Integración Nacional de Jubilados Policiales (CINJUPOL), en referencia a la situación que actualmente viven los efectivos jubilados del la extinta Policía Metropolitana (PM), a quienes adeudan una serie de compromisos laborales como prestaciones sociales, intereses moratorios, aporte patronal, pago de ahorros de Fundapol, entre otros.
Según Tovar, unos siete mil exPM padecen este problemas, y a pesar que han acudido a todas las instancias correspondientes, siguen sin recibir respuestas. Por lo tanto, anunció en nombre de la institución que preside, que en los próximos días convocarán a una “gran concentración” a realizarse en Caracas, como medida de presionar las autoridades competentes.
Homologación
El punto focal de sus lucha se basa en la exigencias de homologación de cargos, ya que sin tomar en cuenta la jerarquía que poseía el oficial cuando se encontraba en el ejercicio de sus funciones, actualmente devengan apenas el salario mínimo como pago de su jubilación.
El ente encargado de ofrecerles respuestas es el Ministerio de Interior, Justicia y Paz (MIJP), que asumió esta responsabilidad en el año 2008 y con el cual mantuvieron efectivas negociaciones hasta finales de 2012, cuando la cancelación de sus pasivos se “paralizaron totalmente”.
En este sentido, Tovar explicó que hace más de un año, el gabinete le pidió consignar una serie de recaudos para la aprobación de grados y jerarquías del personal retirado, a fin de nivelarlos económicamente con los efectivos activos de la Policía Nacional Bolivariana, pero desde entonces siguen a la espera que la medida sea publicada en Gaceta Oficial, y así poder gozar de dichos beneficios.
“Mientras que un Supervisor Agregado en ejercicio, gana unos 10 mil bolívares mensuales, un funcionario retirado con el mismo cargo devenga el salario mínimo. Al menos exigimos que se nos pague el 80% de lo que establece la ley”, reclamó.
Otras exigencias
También, pidieron la inclusión del bono alimentación y criticaron la póliza de seguro HCM que le es asignada, la cual sólo cubre 20 mil Bs, cantidad que consideran insuficiente tomando en cuenta el alto costo de la vida y los servicios médicos. Al igual que el seguro de servicios funerarios, que apenas tiene una cobertura de 15 mil Bs.
Finalmente, clamaron la intermediación del MIJP ante el Seguro Social, para que se agilice el pago de pensión por tercera la tercera edad, de unos 4 mil 300 exfuncionarios, que a pesar que estar en la edad requerida legalmente, siguen sin recibir la subvención que les corresponde.
Apascacio “un héroe en el olvido”
El comité de Integración Nacional de Jubilados Policiales (CINJUPOL), recordó a una “personalidad” que cumplió 32 años de servicio de la extinta Policía Metropolitana y que “vive todos los padecimientos burocráticos que no le permiten disfrutar de los que le corresponde por ley, convirtiéndose en un héroe en el olvido”
Apascacio Mata se ganó el reconocimiento de “policía correcto”, cuando detuvo en la esquina de Sociedad, a una caravana que trasladaba al entonces presidente Luis Herrera Campíns, porque se comió una luz. También, fue invitado especial a Estados Unidos por el propio presidente Jimmy Carter y dictó en Washington charlas de estrategia policial. Mientras, Maritza Sayalero lo pidió como escolta cuando ganó el Miss Universo.
Pero hoy a sus 74 cuatro años de edad y con dos piernas apuntadas debido a un accidente que sufrió, ve pasar su vida sobre una cama clínica, en su humilde vivienda en la parroquia 23 de Enero, dependiendo de sus “pequeñas” pensiones y de la caridad de amigos y la empresa privada. Por lo que sus compañeros exigen que sea reconocido y auxiliado por las autoridades.
Anabel Barrios Díaz e-mail: abarrios@diariolavoz.net