La Casa Blanca afirmó el martes que revisaría sus prácticas en materia de espionaje de dirigentes extranjeros, pero seguía siendo vaga en sus promesas frente a la cólera de los europeos y a las críticas del Congreso.
Un alto funcionario de la Presidencia explicó este martes a la AFP que el gobierno de Barack Obama evalúa declarar ilegales las escuchas de conversaciones de dirigentes aliados, como reveló más temprano el diario The New York Times, pero señaló que esa decisión aún no se había tomado.
El funcionario, que habló desde el anonimato, calificó en cambio de inexactas las declaraciones la víspera de la dirigente de la comisión de inteligencia del Senado estadounidense, Dianne Feinstein, que dijo haber recibido del Ejecutivo la garantía de que «la recolección (de datos) de nuestros aliados no continuará».
La noche del lunes, el presidente Obama señaló que había solicitado una evaluación de las operaciones de recolección de información, específicamente por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) «para asegurar que aquello que somos capaces de hacer no signifique necesariamente que debamos hacerlo».
En una entrevista televisiva a la cadena ABC, Obama, quien dijo que la «evaluación» está en curso desde que salieron a la luz las revelaciones hechas por el exconsultor de inteligencia Edward Snowden, se rehusó en cambio a responder una pregunta sobre la vigilancia de las comunicaciones de la canciller alemana, Angela Merkel.
«Yo no voy a confirmar las acusaciones lanzadas en la prensa», indicó, en momentos en que la supuesta vigilancia de un teléfono móvil de Merkel provocó un choque diplomático con Alemania y Europa, donde informaciones de prensa han dado cuenta también de recolección masiva de datos electrónicos en Francia y España.
El lunes, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, se había negado también a comentar tales informaciones.
Investigación preliminar en España
En su editorial del martes, The New York Times se refirió a la reacción del gobierno frente a las recientes revelaciones como una «patética mezcla de garantías insuficientes sobre reevaluaciones en curso y de lugares comunes sobre la necesidad de seguridad en una época de peligros».
Y una columnista de The Washington Post, Dana Milbank, ironizó sobre el hecho de que «para un hombre inteligente, Obama dice saber muy poco acerca de lo que hace la Casa Blanca».
Luego de que el diario español El Mundo revelara que la NSA espió recientemente más de 60 millones de llamadas telefónicas en un mes en España, la Fiscalía española abrió el martes diligencias informativas para estudiar si hay indicios de delito en las presuntas escuchas, dijo una fuente judicial en Madrid.
La vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, llamó el martes a Estados Unidos a «restablecer la confianza» con la Unión Europea. «Los amigos y aliados no se espían mutuamente», lanzó en Washington.
Por su parte, la Oficina del Representante estadounidense de Comercio Exterior (USTR) expresó que sería desafortunado que la crisis del espionaje perturbe las negociaciones para crear una zona de libre comercio con la Unión Europea.
Una delegación del Parlamento europeo llegó el lunes a Estados Unidos para una visita de tres días a fin de mantener conversaciones sobre «el impacto de los programas de vigilancia sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE».
La senadora demócrata Dianne Feinstein fue más enfática: «En relación al espionaje a líderes aliados de Estados Unidos -incluidos Francia, España, México y Alemania- lo digo claramente: me opongo totalmente».
En Alemania, donde las revelaciones sobre el presunto espionaje de un teléfono celular de la canciller Angela Merkel tuvieron un fuerte y negativo impacto, los diputados se reunirán el 18 de noviembre en una sesión extraordinaria para conversar sobre el tema.
La revista Der Spiegel, que había revelado sospechas del gobierno federal sobre el asunto, aseguró que el presidente Obama estaba al tanto desde 2010 de este programa de vigilancia, lo que fue desmentido por la NSA el domingo.
Alemania enviará esta semana a Estados Unidos a una delegación de altos representantes de sus servicios de espionaje para «avanzar en las discusiones con la Casa Blanca y la NSA sobre las acusaciones lanzadas recientemente», según el portavoz adjunto de la cancillería, Georg Streiter.
AFP