Para quien conozca la carrera política de Capriles Radonski podría concluir que esta ha sido fulgurante considerando las posiciones alcanzadas (a los 26 años alcanzó ser presidente de la Cámara de Diputados del antiguo Congreso Nacional, luego fue Alcalde del Municipio Baruta durante 8 años, y ahora ya va para los 5 años como gobernador del estado Miranda, además de haber sido candidato presidencial en dos oportunidades); pero a la luz de los resultados que, al fin y al cabo, es lo que cuenta en política, particularmente en la de estirpe burguesa, habría que determinar que la estela que ha dejado este ciudadano, en su ejercicio como gobernante, adolece de muchas fallas e inconsistencias.
En cuanto a las fallas, se hace más que ostensible la imposibilidad de presentar una gestión que satisfaga las aspiraciones de las comunidades, ya en artículos anteriores nos preguntábamos, qué obra trascendente ha dejado este señor en los 13 años en que ha estado al frente del poder ejecutivo municipal o estadal; el balance en este sentido es marcadamente negativo, frustrante para las poblaciones que han estado bajo su mandato.
Y con relación a las inconsistencias, es público y notorio la poca consistencia que ha tenido en cuanto a su talante democrático de lo cual, por cierto, quiere preciarse, pero que queda al descubierto en momentos estelares, como el de abril de 2002, cuando era alcalde de Baruta e intentó asaltar y asedió la embajada de la República de Cuba y detuvo por la fuerza , violándole sus derechos humanos, al ministro de Relaciones Interiores de la época, Ramón Rodríguez Chacín; y más recientemente, en otro abril, el de 2013, en la oportunidad en que, siendo candidato presidencial perdedor, llamó a sus seguidores a “drenar su arrechera”, acto irresponsable este que produjo el asesinato de 12 compatriotas y más de 70 heridos, amén de los daños materiales causados a edificaciones públicas, tales como, módulos de Barrio Adentro, locales de CDI y del CNE. Por el primer caso estuvo varios meses preso y por el segundo aún está por comparecer ante la justicia.
Sin trayectoria intelectual
Pero si queremos ir más allá, habría que preguntarse, también, por la trayectoria intelectual de este caballero. Dónde está. Qué artículo periodístico ha escrito; cuál pieza oratoria de cierta significación, ha esbozado en alguna parte; qué pensamiento propio de alguna trascendencia ha hecho conocer; qué aporte de carácter programático ha formulado en alguna oportunidad. En fin, qué piensa este señor. Este es uno de los secretos mejor guardado de la política contemporánea venezolana, sólo se le conocen unos pocos lugares comunes que le son recomendadas por los “think tank” (tanques de pensamiento) que lo rodean.
Entendemos que estos asesores tienen que sudar la “gota gorda” para lograr que este “líder” alcance asimilar las líneas discursivas que le sugieren. De allí que comprendemos el estado anímico de los intelectuales orgánicos opositores cuando tienen que salir públicamente a ponderar las cualidades, a todas luces inexistentes, del “gallo” que se gastan como abanderado; ya lo dijo Álvarez Paz: “Veo a Capriles como candidato opositor. Una cosa es ser candidato y otra ser líder”.
Ungido por el halcón imperial
Ahora bien, si adolece de tales fallas, si es opaco intelectualmente, cómo es que es el “líder” opositor. La respuesta precisa a esta pregunta la tienen quienes lo eligieron, los halcones imperiales; estos no andan buscando en las Américas líderes brillantes, gente que piense con cabeza propia, sino lacayos con apariencia más o menos presentables y que, por sobre todas las cosas, respondan y asuman plenamente los planes imperiales; sujetos más bien dóciles, que ellos puedan doblegar fácilmente (remember el prontuario de Uribe Vélez), y preguntémonos, en consecuencia, qué expediente le tendrán al señorito en cuestión. En la oposición venezolana, sin duda, hay individuos con mayor capacidad política que Capriles pero, sin embargo, él es el ungido del imperio y de los círculos más poderosos de la burguesía parásita local, espaldarazo más que suficiente para ser el nominado de postín.
Redomado mentiroso
A medida que transcurren los días, en la población mirandina crece el sentimiento de rechazo hacia un gobernador que, como Capriles, no gobierna, que pasa más tiempo fuera de la entidad que dentro de ella, que no asume los problemas de las comunidades, que actúa como gobernador como lo hacía cuando era alcalde, es decir, de manera indolente, negligente e insensible y soportado en una estructura mediática complaciente; sólo que ahora, si cuenta con una acción contralora, ejercida de manera férrea y contundente por el Consejo Legislativo del Estado Bolivariano de Miranda (CLEBM), que está poniendo al trasluz sus actuaciones ilegales, como en el caso del CEPLACOPP o evidenciando las groseras mentiras que le había urdido a los educadores del estado, intentando atribuirle al Gobierno Nacional la responsabilidad de las deudas que él por su incompetencia y predisposición desestabilizadora no ha sabido o no ha querido honrar.
Intentando tapar la desnudez en que quedó con los educadores, organizó una marcha de los funcionarios de la gobernación, el pasado martes 29, hacia la Vicepresidencia de la República, tratando de tapar su inconsistencia para cumplir con las obligaciones financieras que tiene con los empleados de la gobernación. El tiro, una vez más, le salió por la culata, porque, por una parte, encontró una fuerte y organizada resistencia por parte de la población mirandina y caraqueña y, por otra parte, los compatriotas de la Vicepresidencia tienen todos los argumentos y soportes requeridos como para demostrarle a los trabajadores que quien funge como gobernador no es más que un redomado mentiroso. Un verdadero fiasco.