La periodista Ghislaine Dupont y Claude Verlon fueron secuestrados el sábado cerca del mediodía por hombres armados ante el domicilio de un representante tuareg que acababan de entrevistar en Kidal
El presidente de Francia, François Hollande, celebró este domingo una reunión de crisis tras el asesinato la víspera de dos periodistas franceses en Malí, cuatro días después de la liberación de cuatro rehenes franceses en esa misma región.
Los ministros de Relaciones Exteriores y de Justicia, Laurent Fabius y Christiane Taubira, así como un representante del ministerio de Defensa y de los servicios de inteligencia, participaron en esa reunión organizada un día después del asesinato de los periodistas de Radio Francia Internacional (RFI), que provocó indignación y numerosas preguntas.
La periodista Ghislaine Dupont, de 55 años, y Claude Verlon, técnico de sonido de 57, ambos reporteros experimentados, fueron secuestrados el sábado cerca del mediodía por hombres armados ante el domicilio de un representante tuareg que acababan de entrevistar en Kidal, en el norte de Malí.
Sus cadáveres fueron encontrados menos de dos horas después por una patrulla francesa que fue informada del rapto, a unos 12 km al este de Kidal.
Los dos periodistas franceses murieron por disparos de bala, indicó el domingo Laurent Fabius, quien también anunció el refuerzo de la seguridad en la zona.
«Fueron asesinados a sangre fría. Uno recibió dos balas, el otro tres», dijo Fabius tras la reunión de urgencia presidida por François Hollande.
¿Quién los mató? ¿Por qué? ¿En qué circunstancias?
Según el testimonio de Ambéry Ag Rhissa, el representante del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA, rebelión tuareg) que los periodistas acababan de entrevistar y que presenció el secuestro, los agresores hablaban en tamashek, la lengua de los tuareg. Kidal, que se encuentra a más de 1.500 km al noreste de Bamako, es la cuna de la comunidad tuareg y del MNLA.
Investigaciones abiertas
Rhissa condenó el sábado de noche ese crimen y prometió «hacer todo lo posible para identificar a los culpables».
Pero las sospechas se orientan también hacia Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), muy presente en la región a pesar de la presencia de tropas francesas, que intervinieron en enero de este año para expulsar a los grupos islamistas que ocupaban el norte de Malí.
«Kidal es la única región donde por el momento la soberanía del Estado no es eficaz», recordó el domingo Sumeilu Bubeye Maiga, el ministro malí de Defensa a un canal de televisión francés, France 24.
«La situación es tal que todas las infiltraciones son posibles», explicó.
El norte de Malí, ocupado en 2012 por islamistas armados vinculados a Al Qaida después de una nueva rebelión lanzada por el MNLA y un golpe de Estado en Bamako, sigue siendo muy inestable. Los atentados y los ataques islamistas aumentaron desde hace un mes, al acercarse las elecciones legislativas, cuya primera vuelta está prevista el 24 de noviembre.
Sobre los motivos de estos asesinatos, la prensa francesa señalaba el domingo la hipótesis de un diferendo financiero entre grupos armados respecto al rescate que habría sido pagado –20 millones de euros según algunas fuentes– para obtener la liberación de cuatro rehenes franceses secuestrados por AQMI durante más de tres años en el Sahel, y que regresaron a Francia el miércoles pasado.
El gobierno francés insistió en que no pagó ningún rescate, sin excluir explícitamente que fuentes privadas hubieran pagado dinero.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, denunció el domingo en RFI «el bárbaro asesinato» de estos dos periodistas.
«Es un asesinato bárbaro, hemos recibido la noticia con tristeza e indignación», declaró.